viernes, 2 de febrero de 2018

Carnaval y altas capacidades


En muchas escuelas hoy viernes, coincidiendo con la Candelaria, llega el Rey del Carnaval y se leen las consignas que regirán la próxima semana para preparar la gran fiesta del Carnaval: llevar peinados originales, ir con pijama, gafas, bigotes o un calcetín de cada color...

Cuando hablamos de los alumnos de alta capacidad nuevamente debemos hablar de una gran diversidad entre ellos. Unos esperan esta fiesta con ilusión porque les encantan los disfraces, los colores, hacer teatro, para ellos y ellas es quizás  ¡la mejor fiesta del año!. Pero hay otros, que preferirían que ya hubiesen pasado. Bien porque tienen mucho sentido del ridículo y no les gustan las extravagancias propias de estas fiestas o bien porque prefieren la tibia normalidad o porque sencillamente no han encontrado su manera de participar en la fiesta.

Carnaval es mucho más que desenfreno, disfraces, música y colores... hay toda una planificación: la preparación de la fiesta, la vivencia y el evaluar y guardar la fiesta hasta el próximo año. Muchos de los alumnos de altas capacidades necesitan este punto cognitivo y de aprendizaje. Necesitan hacerlo consciente porque sólo con el que viven no pueden inferirlo. Es un momento fantástico para trabajar las emociones y la cognición.

Sí en Carnaval, y todo el año, los niños de la clase deberían de poder participar de la fiesta. Seguro que hay maneras diferentes de participar de la fiesta sin que nadie se sienta excluido. No sólo nos podemos disfrazar y participar en la coreografía. ¿Dónde está el límite de lo que “toca y no es negociable" y el "toca negociable "? Quizás es un buen momento para confirmar la parte del "toca negociable"... ¿Y si los convertimos en los periodistas de la fiesta, en los encargados de narrar lo que ocurre en las clases o en la rúa? ¿O en los encargados de hacer fotos por la escuela? ¿O en los ayudantes para vestir o maquillar los más pequeños? ¿O en los colaboradores en el montaje del equipo de música o para hacer la selección musical del baile habiendo preguntado a las clases sus preferencias? ¿O en elementos de los servicio de orden para dar la bienvenida a los padres y abuelos y acomodarlos a sus lugares o atenderles en lo que necesiten (sillas para los abuelos...)?  ¿Y si a aquel alumno apasionado por el dibujo le propusiéramos hacer la rotulación de las clases con su motivo de disfraz por el vestíbulo de la escuela? Hay muchas posibilidades si pensamos en abierto...

La cuestión es partir de lo que son y ayudarles a llegar a ser la mejor versión de sí mismos. Esto sirve para todos los niños y jóvenes pero cuando se trata de los alumnos de altas capacidades su hipersensibilidad, intensidad y perfeccionismo combinados hacen que sea imprescindible realizar una actuación específica. Hablar con ellos, escucharles, ver qué opción sería posible y viable, y una vez escuchados el maestro reflexiona y piensa qué les podemos ofrecer. Quien decide siempre es el adulto con sensatez y sentido común.


No vale faltar a la escuela el día de Carnaval, ni ir como el cordero al matadero convencido de que no lo pasará bien. Inclusión significa atender la diversidad y dar oportunidades a todos. También a los más capaces, aunque no siempre lo muestren…