Esta semana tres
niños entre Segundo y Quinto de Primaria me han contado la misma historia.
Pueden trabajar bien en la escuela pero no son alumnos de alto rendimiento
porque no quieren destacar. Prefieren estar bien vistos por el grupo que
responder a sus necesidades. Algunos se quedan en una prudente segunda línea.
Otros se van alejando de los buenos resultados y lo que es más preocupante
alejan del interés por aprender, por dar un paso más, por profundizar o
ampliar. Muchos prefieren mimetizar con la pared y pasar desapercibidos.
Los maestros
tienen una función clave. La diversidad no incluye sólo el alumnado que tiene
dificultades de aprendizaje, la franja baja. También están los alumnos que
aprenden más deprisa, y necesitan contenidos y procedimientos que impliquen más
procesamiento ...
Los tenemos que
empoderar para que puedan mostrar lo que pueden hacer y lo que les interesa,
sin ser "los frikis" o "los raritos". Aprender es
apasionante y ellos lo saben.
No será fácil
conseguir que sean ellos mismos, sin despertar envidias y desprecios. Son muy
sensibles y leen miradas y gestos, no es necesario llegar a las palabras para
hacerles daño. Ante la posibilidad de sentirse aislados muchos de ellos
repiten: "no quiero hacer cosas que impliquen salir de clase",
"no quiero hacer trabajos diferentes del resto de la clase, ni hacer más
trabajos", "no quiero ser diferentes de los compañeros "...
¿Qué hacemos con
estos niños y niñas y sus capacidades o sus talentos? Los escondemos debajo de
la alfombra o les ayudamos a encontrar su espacio?
También
encontramos niños y jóvenes que tienen un carácter fuerte, una autoestima que
no depende del exterior y que "se ponen el mundo por montera". Se
muestran como son y expresan sus necesidades sin importarles lo que piensen los
demás. Algunos son asertivos, otros no tanto, pero salen adelante. También
tienen mucho trabajo por hacer pero ... desgraciadamente este grupo es una
minoría ...