lunes, 25 de febrero de 2019

Carnaval: me gusta disfrazarme / No me gusta disfrazarme


Se acerca el Carnaval. Una fecha mágica en el calendario que cambia cada año. Entre los chicos y chicas de altas capacidades hay mucha diversidad y mucha intensidad. A unos les encanta disfrazarse y otros no lo pueden soportar. Vayamos por partes...

A algunos les encantan los disfraces, los colores, la fiesta... ya hace tiempo que están pensando en su disfraz y no sirve un pequeño detalle, debe ser un gran disfraz con todos los detalles. Gozarán preparando, viviendo y guardando la fiesta.

Hay otros que encuentran en los disfraces el punto máximo de la ridiculez y hacer el ridículo no está en sus planes. No les gusta nada sentirse el blanco de las miradas. En este momento del año quisieran ser transparentes o mimetizar con la pared. Les cuesta mucho participar en el desfile o en la actuación de la clase en la escuela. No es un tema de capricho. Es la semana perfecta para coger la gripe...

Mientras que los primeros quizás serán felices leyendo el pregón del Rey del Carnaval, bailando en medio de la pista o aportando ideas para la coreografía del desfile; a los segundos les costará incluso seguir las consignas de cada día de llevar una corbata, unas gafas o ir en pijama a la escuela o con un calcetín de cada color.

En la escuela existe la posibilidad de que todos se sientan bien. Esto es posible siempre que escuchamos a los niños y a partir de ahí podemos darles posibilidades. Sabiendo que todos son distintos vale la pena dar varias propuestas. Seguramente estos alumnos con esta dificultad para disfrazarse pueden participar y disfrutar de la fiesta desde ámbitos muy diferentes. Podrían formar parte del servicio de orden; de la música (prepararla o hacer los mixes, ayudar a montar el equipo de música...); preparando los textos para la web de la escuela o del blog del ciclo o la clase; de las fotografías; pueden ayudar con los pequeños; a maquillar; encargarse de la venta de la merienda o desayuno... hay mil actividades posibles para estos alumnos y para otros que pueden ayudar y disfrutar con la fiesta sin necesidad de disfrazarse.

En Carnaval hay lugar para todos!

viernes, 22 de febrero de 2019

Buscamos escuela / instituto


Hay alumnos de altas capacidades que están cursando Sexto de Primaria y el curso próximo comenzarán la ESO. Ahora en la escuela pública catalana están creando más Institutos-Escuela, 25 más para el curso que viene, pero la mayoría de alumnos de la escuela pública harán inexorablemente un cambio de centro. Muchos padres ya hace tiempo que han comenzado el periplo de conocer diferentes centros educativos buscando aquel que pueda ser adecuado para su hijo o hija. 

Los padres  ponen una única condición: que atiendan las necesidades de sus hijos. Que conozcan y atiendan las altas capacidades. Pues esto que parece tan sencillo, es complicadísimo. En contados centros tienen un protocolo específico para estos jóvenes. La mayoría te dicen que han tenido algún caso, que estarán atentos, que su metodología ya se adapta a todo tipo de alumnado, que hacen un trabajo tutorial personalizado... pero todas estas afirmaciones confirman que no saben qué son las altas capacidades ni sus necesidades específicas. Todos los alumnos de altas capacidades son diferentes. Para hacer una primera división a nivel escolar tenemos alumnos con alto rendimiento y aquellos que todavía no han llegado al alto rendimiento pero que pueden llegar por sus características. Los centros educativos esperan aquel joven de alto rendimiento, que tiene buena relación social, que se adapta al grupo, que es políticamente correcto, que llega con el trabajo hecho y al sólo hay que poner la guinda en el pastel. Pero ésta no siempre es la realidad.

Es imprescindible una formación seria y una sensibilidad hacia las altas capacidades en los claustros de profesores. No es difícil. Llevamos muchos años trabajando la inclusión por la parte baja, y hay que seguir haciéndolo porque son muchas las necesidades, pero no podemos olvidar la inclusión de los alumnos más potentes. Una tutoría personalizada, trabajos por niveles, potenciar la curiosidad y la creatividad, dar alternativas a las lecturas obligatorias, atender a su velocidad de aprendizaje, evitar las tareas repetitivas sobre todo cuando se han adquirido los conocimientos, posibilitar mediante los recursos del centro que asistan a actividades (conferencias, talleres, salidas) de cursos superiores donde se trabajan temas que pueden ser transversales, en las salidas escolares posibilitar que tengan un tiempo para hablar con los monitores-especialistas y hacer sus preguntas ... de todo lo que hemos expuesto hasta ahora nada cuesta dinero (tal vez sí, la tutoría personalizada que requiere un tiempo del tutor). Necesitamos formación, sensibilización y ganas. Saber ver, escucharlos y atender sus necesidades.

En algunos centros hacen una hora de proyectos con los alumnos identificados de altas capacidades. O de vez en cuando una actividad puntual. Está muy bien pero debe ir complementado con el trabajo con ellos el resto de las horas de clase porque si no es como si sólo pudieran respirar una hora a la semana.
Yo, como pedagoga especialista que hago formación y acompañamiento a centros y seguimiento a familias con altas capacidades, sigo sin entender porque es tan difícil de entender que no es un capricho, que tienen necesidades específicas y necesitan un trato diferencial en el centro escolar. ¿Tan difícil es escucharlos y ver sus necesidades? No los queremos poner en una urna, los queremos en el grupo pero atendiendo a sus necesidades que no son únicamente de conocimientos sino también emocionales y sociales.
Y los padres siguen dando vueltas. Y siguen viendo escuelas. Y ahora comenzarán las jornadas de puertas abiertas y les explicarán las bondades de los centros y de sus métodos de trabajo. Muchos hablarán de atención a la diversidad pero será a la baja. Y nuevamente tendrán que cruzar los dedos, buscar una metodología acorde a su hijo y esperar que el próximo tutor sea sensible y esté preparado.

Otra historia es la logística... he encontrado padres que se desplazan durante horas para ir al centro educativo elegido, y otros dispuestos a cambiar de población buscando el centro en el que su hijo pueda ser feliz y desplegar  sus capacidades. 

Y todavía no ha entrado la tercera variable: ¿centro público, concertado o libre? 

¡Los padres sólo quieren que atiendan a sus hijos!


lunes, 18 de febrero de 2019

Carta de un alumno de 1º de ESO: Me aburro!


Esta semana hablamos de la escuela. Hoy os presento la carta de un alumno de Primero de ESO y el jueves hablaremos de la búsqueda de centro educativo. Recordad que en las altas capacidades encontramos una gran diversidad. Este chico escribe cómo se aburre en la escuela. El aburrimiento en estos niños es no tener el reto que necesitan. Leed la carta hasta el final y sed empáticos. Es un caso particular pero no único. Gracias a La rebelión del talento y la Asociación Avast que es quien la da a conocer. 

"Me aburro. Estoy aburrido. Vivo aburrido. Me aburro de aburrirme.

Todos los días me aburro. Me levanto, desayuno, me pongo el uniforme y ya estoy aburrido. Pensando en la cárcel, en ese infierno que me atormenta día y noche: el colegio.

Mis padres me prometieron que en el colegio aprendería cosas y empecé contento. De hecho, todavía, después de 10 años, empiezo cada curso contento, pensando “Este año aprenderé cosas”. Empiezo motivado “voy a aprender, voy a aprender”, pero entonces nos dan los libros de texto, los abro y ¡vaya!, es lo mismo que el año pasado, y que el anterior, y que el anterior.

Es posible que al final si consiga aprender algo nuevo, pero es tan lento, que no me doy cuenta. Es como ver crecer a los árboles. Sabes que están creciendo, pero a un ritmo tan lento que es imposible verlo a simple vista.

De hecho, ahora mismo estoy tan aburrido que, aunque tengo millones de cosas que decir sobre esto, tengo la sensación de que el colegio me adormece, me atonta, tengo que esperar unas horas después de volver del cole para despertarme y empezar otra vez a ser yo mismo y mis circunstancias, para olvidarme de lo que pasa allí y comenzar a vivir.

Es injusto que sólo se tomen medidas para los niños con dificultades de aprendizaje, yo también las tengo, pero nadie lo ve. No se si no lo ven, o no quieren verlo. Pero no actúan. Es un infierno estar en el cole pensando todo el rato: “por favor que acabe ya, por favor, que acabe ya”. Me dicen que tengo que aprender a esforzarme, no entienden el esfuerzo que ya me supone levantarme cada día para ir al colegio, sabiendo lo que me espera. ¿Tan difícil es tomar medidas para gente como yo? Solo pido ir al cole sonriendo, con una sonrisa en la cara porque sé que ese día voy a usar mi cerebro para pensar, para deducir, porque se que me espera un nuevo día de retos en el colegio, sabiendo que así seré feliz.

Carta de N. 12 años. 1º ESO"