lunes, 21 de noviembre de 2022

Día de los Derechos de la Infancia (Padres y Docentes)

 

Que nuestros niños y jóvenes de altas capacidades tienen opinión desde el primer minuto es una realidad. Tienen una opinión que argumentan y podemos hablar con ellos como si fueran mucho mayores de lo que son, cosa que les aleja de sus supuestos “iguales”.

Ayer se celebró el aniversario de la Declaración de los Derechos de la Infancia. En muchas escuelas la semana pasada se hicieron actividades sobre este tema. Y muchos de ellos hacen su lectura... su lectura particular.

“!Qué paciencia! Se llenan la boca de escuchar los niños, de cubrir sus necesidades, pero a nosotros ¿quién nos escucha?... escuchar, entender... normalmente no nos escuchan pero si alguna vez lo intentan no nos entienden porque no descodifican bien. No nos entienden. No saben leer lo que les decimos y lo que nos pasa. Y si les decimos A, nos contestan B, pensando que somos como los demás... sin ni imaginar cómo somos en realidad.”

Cuando escuchas ésto y observas que ha sido dicho desde dentro, desde el fondo, se te rompe el corazón. Sobre todo porque coincide con lo que los adultos que les queremos vemos cada día.

Ojalá los Derechos de la Infancia fueran respetados siempre y en todo el mundo. Nuestros niños y jóvenes necesitan ser conocidos y aceptados cómo son. Falta mucha sensibilización y conocimiento. Cada día somos muchos que hacemos pasos en esta dirección. Este fin de semana he podido asistir al I Congreso de Altas Capacidades a Pinto. Una sala llena de padres y profesionales que quieren estar presentes, visibilizar, conocer, atender los niños y jóvenes de altas capacidades. Más de 400 personas en directo (padres y profesionales) y más de 150 personas en streaming (muchas de Sudamérica). Hablaré de ello en el siguiente post pero hoy el comentario personal de un chico me ha cambiado los planes...



jueves, 3 de noviembre de 2022

Buenos regalos (Padres)


Durante todo el año tenemos muchas ocasiones para hacer obsequios: los cumpleaños, los santos, la consecución de hitos importantes, o simplemente porque es hoy y nos apetece.

En el mes de octubre P. acabó el Kumon y sus padres le hicieron un regalo especial. Me pareció fantástico y hoy es el punto de partida de nuestro texto y de nuestra reflexión. No es fácil saber qué regalar a un niño de altas capacidades. Lo tenemos más fácil cuando alguien tiene un interés muy marcado, y este es el caso. P. quiere ser paleontólogo desde hace muchos años. Ahora ya está en Sexto, pero desde Tercero de Primaria todas sus exposiciones orales en la escuela han seguido un hilo conductor (que algunos de sus maestros no han reconocido como tienen una visión parcial). En Tercero, “los dinosaurios”; en Cuarto, “la formación de la Tierra”; en Quinto, “los sinápsidos”;y en Sexto dudaba entre “la figura del paleontólogo” y “la evolución humana”...

Pero volvamos al regalo. Una caja con dos dinoglobos, galletas dinosaurio, dinocereales, minifuets, galletas “pets de monja”, catanias, fruta deshidratada y un sobre con un viaje a Londres de dos días para ir a ver el Museo de Historia Natural con el padre (la madre y el otro hermano se quedan en casa, él ya tuvo su regalo a final de temporada cuando ganó la liga con su equipo de fútbol). ¿Qué pensáis? P. estaba encantado con las cositas... pero la experiencia lo dejó más que estupefacto. El Museo de Historia Natural de Londres es el sueño de cualquiera que viva la paleontología como una posibilidad de futuro. ¡Sus ojos y su sonrisa lo decían todo!

A veces, no hay que ir tanto lejos; pero regalar experiencias es siempre un acierto. Nuestros niños tienen todo lo que necesitan y más. A veces es fácil encontrar posibilidades: museos, visitas guiadas, paseos a caballo, salidas con kayac, rutas de montaña, estancias en casas rurales o en los árboles,... o todavía más económico rutas en bicicleta, a pie, picnics...

Algunos ya han empezado a pensar la Carta a los Reyes Magos: telescopios, microscopios, juegos de ciencias; libros, libros y más libros (suscripciones a revistas; guías de rastros de animales, de mariposas, de minerales, de plantas; libros de mitología; atlas; libros en otras lenguas...), elementos para ordenar o decorar; pinturas, papeles, libretas de dibujo, caballete, lápiz de colores o rotuladores, materiales para hacer manualidades; disfraces, ropas y máscaras; cartas o juegos de mesa; ropa o material deportivo...

En celebraciones especiales tendríamos que poder combinar lo que necesitan (jerseys y calcetines, un paraguas, un diario, una agenda, unas sábanas, una bolsa de deporte, un albornoz...) y el que desean (practicar sus aficiones o descubrir de nuevas). Podemos reforzar los vínculos con un detalle sentimental o un recuerdo de experiencias pasadas juntos (una fotografía, una piedra del río, un potecito con arena de la playa...) o experiencias futuras (una merienda de chocolate con churros, una película al cine, una pieza de teatro o un concierto, un paseo por la playa o el monte en invierno...).

El mejor de los regalos es la emoción de pensar algo para alguien y podérselo ofrecer y sobretodo la expresión de quien lo recibe. Propongámosles que piensen en los otros en ocasiones especiales. No lo centremos en el valor económico. Seamos creativos. Ofrezcámosles la posibilidad.

Espero que estas reflexiones os hayan sido provechosas y os hayan abierto a nuevas posibilidades de regalos. Pero no olvidéis que el mejor regalo es una sonrisa, vuestra presencia y vivir tiempo en familia.