En nuestro mundo, hoy todo es inmediato. Todo debe ser para
ya, cuando no para ayer... Pero sabemos que no todo es tan inmediato.
Con los niños es necesario trabajar la paciencia y con muchos alumnos de altas
capacidades se vuelve imprescindible. Ellos y ellas lo entienden perfectamente,
su cerebro lo entiende perfectamente pero no tienen ni experiencias de espera
ni herramientas para esperar. Pues este es el motivo de este post que lleva
dando vueltas todo el mes de noviembre y ahora he dicho... me siento y lo
escribo que ya estamos en diciembre!
La naturaleza tiene su ritmo y somos nosotros quienes nos
tenemos que adaptar a ella. Esta es la razón por la qual la actividad que os
propongo está ligada a la naturaleza y al ciclo de la vida (otro tema estrella
para nuestros niños).
Trabajaremos la paciencia con los jacintos.
Os propongo que vayáis con vuestros hijos a comprar bulbos
de jacinto (tres o cuatro), macetas pequeños y un saquito de tierra. Preguntéis
qué necesitan (temperatura, agua, luz ...) para decidir donde los pondréis. El
segundo paso es plantarlos. Quedan enterrados y no se ve más que una maceta con
tierra que iremos regando una vez por semana durante meses. Cuando llegue la
primavera comenzarán a brotar. Primero una pequeña brizna verde pero irá
creciendo y por fin saldrá una flor cerrada de la que podremos intuir el color.
En unos días se irá abriendo y nos ofrecerá su color y sobre todo su olor. Este
será el momento de regalar esta planta. Será el ofrecimiento de nuestro trabajo
de todo el invierno combinado con la naturaleza.
Nosotros tenemos que hacer nuestra parte. Dar las
condiciones óptimas (luz, temperatura...) y regarlos, pero no podemos hacer nada
para acelerar el curso del crecimiento de nuestros jacintos. Un aprendizaje que
hay que verbalizar porque ellos pensarán y lo transferirán a otras situaciones.
Como ellos y ellas son curiosos por naturaleza podemos hacer
la estadística de cómo crecen nuestros cuatro jacintos: recoger los datos en una
tabla y pasarlos a una gráfica y aprenderán jugando. O también podemos hacer un
diario de la planta... imaginación y creatividad!
¿Por qué cuatro y no uno o dos?. Porque es posible que haya
alguno que no llegue a crecer. Debemos hacer todo lo posible pero a veces no es
suficiente. Hay cosas que no dependen de nosotros. Hay situaciones que se nos
escapan de las manos. Este es otro aprendizaje importante. Es posible que a
partir de las experiencias de los jacintos nos puedan explicar cosas que quizás
hace tiempo que piensan y para las que no han encontrado las palabras.
También porque es una muy buena opción de regalo. Es casi
como una manualidad. No podemos decir "lo he hecho yo" pero sí
"la he cultivado yo". Lo he pensado para ti desde el inicio. El
agradecimiento y la admiración a las personas se puede y se debe mostrar no
sólo con palabras sino también con hechos y detalles.
La primera etapa es la más dura porque hacemos pero no vemos
nada... pero en cuanto empiezan a brotar... es fantástico. También quisiéramos
correr pero no... los jacintos seguirán
su curso.
Con esta actividad queremos que tengan una vivencia de
espera. Los que tenemos más de cincuenta años la recordamos esperando nuestra
canción favorita en ese casete... teníamos que escuchar todas las canciones
hasta llegar a nuestro momento de gloria que duraba apenas dos minutos... ¿lo
recordáis?
Esta propuesta es para familias que vivís en la cuenca
mediterránea quizá con los del interior ya hace demasiado frío pero, si os ha
gustado la idea, apuntarla para cuando sea vuestro momento del próximo año...
Si os animáis, contadnos vuestra experiencia. Esperaremos
hasta la primavera, o el inicio de verano... nosotros hemos aprendido a esperar...