miércoles, 28 de enero de 2015

Hacia el diagnóstico por la detección


«Diagnóstico, diagnóstico y diagnóstico», afirma con contundencia Jeanne Siaud-Facchin, autora del libro “El niño superdotado” y “¿Demasiado inteligente para ser feliz?”. Según esta experta los padres de estos niños pueden observar señales indicativas de una gran inteligencia desde muy pequeños. Pero a menudo es el primer hijo, no tienen puntos de referencia, ya ven que hay cosas que no casan pero ... como ir al médico o al psicólogo diciendo "creo que mi hijo tiene altas capacidades" ... parece que todas las madres ven altas capacidades en sus hijos ... pero no es eso. Si hay indicios hay que ser valientes y hay que seguir adelante.

La autora, como otros estudiosos de la materia nos habla de la necesidad de llegar al diagnóstico lo antes posible para poder dar a los niños la atención que requieren en casa y en la escuela.

La detección la pueden solicitar los padres o las escuelas. Consiste en unos cuestionarios que deben responder padres, maestros y cuando son mayorcitos incluso los propios alumnos.

En el primer trimestre de curso hay una escuela de Barcelona que ha programado entre sus actividades la detección de las altas capacidades a sus alumnos. Es un primer paso que nos llevará hacia el diagnóstico de aquellos que lo requieran. Es una escuela valiente con el objetivo claro atender la diversidad en todos sus ámbitos. Otros ya lo tienen previsto para este segundo trimestre ...

Pero ... somos una sociedad muy especial ... cuando un equipo de fútbol hace una prueba para escoger los mejores no nos sorprenden, cuando un equipo de natación elige los mejor preparados para ir a un campeonato no lo vemos mal pero cuando proponemos una detección de altas capacidades algunos directores de centro nos dicen ... y los que no lo son? ... para estos no deben sufrir,  ellos ya lo saben!!!  Los que más me preocupan son aquellos que sí son de altas capacidades y no lo saben: están camuflados entre los espectros autistas, los trastornos de atención quizás con hiperactividad, los que simplemente se portan mal y no sabemos porque, o aquellas niñas que no quieren sobresalir y están siempre en un segundo plano. Ellos necesitan, si son alumnos de altas capacidades, una atención específica que la escuela les puede dar si está preparada.


Necesitamos imperiosamente dar un paso adelante y detectar y diagnosticar pero no para hacerlos diferentes, que ya lo son, sino que vivan su diferencia positivamente y sean los mejores ellos mismos que puedan ser. Eso es lo que deseamos todos los niños a los que les queremos y creemos en la educación.

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