Hemos empezado el mes de junio y la próxima semana algunos centros empiezan la jornada intensiva. Se huele el verano detrás de la puerta. Y se vive en las escuelas la sensación de que tenemos que empezar a cerrar cosas... el curso se acaba. Algunas actividades se han acabado con el mes de mayo, algunos ya han hecho la última sesión de piscina...
Hay tutores
y tutoras que han hecho muy bien su trabajo y han conseguido crear vínculo con
nuestros hijos. Cuando un maestro establece vínculo con los alumnos de altas
capacidades es muy importante porque sabemos que no tendremos menos
dificultades pero que estaremos juntos para superarlas. La mirada, claramente,
es otra. Puede ser que no tenga una gran formación en el tema pero si tiene
sensibilidad y conecta con él, o ella, tenemos mucho de ganado.
Esto es lo
que esperamos de los tutores y del resto de los docentes, pero especialmente de
los tutores. Es lo primero que les pediremos al mes de septiembre y muchos
podemos decir, ahora que ya hemos entrado en el mes de junio, que lo han
conseguido (aunque sea en el tercer trimestre).
Es muy
triste cuando alguien cree que ya falta poco para acabar el curso y que lo
mejor es que se acabe pronto. Cuando esto se piensa y dice de manera coral por
la familia y el tutor es terrible. No se ha creado el vínculo. Algo no ha
permitido que este niño y su adulto responsable en la escuela conectaran. Los
dos han perdido una gran oportunidad y sin querer se han hecho daño. La
información recibida por ambos no ha sido la correcta y clara o ha estado mal
leída... una pena, una desgracia que puede acabar con un niño/joven que no
quiere ir a la escuela/instituto cuando tendría que ser el mejor lugar del
mundo por lo que aprende, por lo que se le propone y por las relaciones que se
le ofrecen.
Hay escuelas
que mantienen los tutores en el ciclo y otros que no. Algunos todavía no saben
con qué maestros podrán contar el próximo curso. Siempre hay muchas dudas
respecto a los tutores y los grupos. Y las familias y profesionales sabemos que
esta figura es clave. Todo el mundo está a la espera y quizás tendremos que
esperar a mediados de julio o incluso septiembre para saber el tutor o la
tutora del curso próximo.
Y pronto
empezará en nuestros niños/jóvenes la segunda parte de este vínculo... He
estado muy bien este curso... ¿podría tener a la Y o a la X el próximo curso?
No lo quiero dejar, no la quiero dejar... nos entendemos bien, me cuida, me
acompaña, me exige, me propone... Me gustaría que pudiéramos continuar
juntos...
En el fondo
volvemos a estar en zona de confort y lo que vendrá será desconocido aunque nos
conozcamos del patio o de verlo por la escuela o incluso de haberlo tenido en
clase. La relación con el tutor siempre es diferente. Ahora, vuelve a tocar un
salto al vacío. Sabemos por experiencia que es muy posible que cuando llegue el
próximo junio la situación será la misma pero hay que vivir el curso
intensamente y elaborar de nuevo un vínculo que nos ayude a hacer otra parte
del camino.
Por eso
insistimos en hacer un buen cierre, un buen traspaso y un buen inicio. En
septiembre será el momento de vernos o de hacer una llamada que inicie este
camino. Una relación personal que trabajaremos de manera sistemática a lo largo
de todo del curso y nos permitirá que el alumno crezca y se vaya convirtiendo
en la mejor versión de él mismo o de ella misma.
En la sesión
de cierre podemos recordar aquellos momentos vividos y abrir la puerta lo que
vendrá, que ahora es incierto pero será tan real como lo que hoy tenemos.
Reservemos
un tiempo en este loco mes de junio para cerrar la tutoría revisar los
adelantos hechos y empezar a preparar próximo curso... ¡será bueno para todos!
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