Las altas capacidades combinadas con la alta sensibilidad
hacen que los niños y jóvenes se sientan a menudo diferentes a sus iguales
(nacidos el mismo año). Un niño de seis años fue muy claro en su definición de
él mismo: “soy una pieza de puzle, pero no del puzle de mi clase. Tendré que
seguir buscando...”. Algunos son especialistas en hacer metáforas informativas
para quienes los quieran escuchar. Y sí, tienen el mismo número de pie o la
misma talla de chándal o de bata pero sus intereses, juegos, velocidad de
aprendizaje, preocupación por el mundo, por las grandes preguntas... es muy
diferente. Se sienten distintos, y como los otros son más, a menudo hacen una
lectura negativa de su diferencia.
Necesitan buenas estrategias para comunicarse, y la
Comunicación No Violenta puede ser un muy buen recurso.
La Comunicación No Violenta aparece a inicios de los años 60
en los Estados Unidos de la mano del psicólogo Marshal Rossemberg. Actualmente
está teniendo un nuevo eco y muchos profesionales lo adoptan porque es un
recurso probado que puede mejorar la comunicación interpersonal (y también la
intrapersonal). Se basa en cuatro elementos sencillos que a menudo olvidamos.
Primero la observación, segundo definir qué siento, tercero descubrir y definir
cuáles son nuestras necesidades y cuarto expresarlas en una petición bien
formulada: clara, concreta, de una manera firme y asertiva.
Esta corriente entiende como violencia lo que nos aleja de
los otros, aquello que nos hace sentir mal. Se asocia esta manera agresiva de
actuar y comunicarse con el chacal.
Aquello que nos acerca es no violencia: entendimiento,
afecto, consideración, aceptación, respeto, contacto. Pero no se trata de ceder
a las presiones de los chacales. No se trata de transigir, rebajarse, ceder...
para evitar el conflicto. Se trata de ser firmes y poner límites de una manera
asertiva, y este papel lo han asociado con la jirafa.
Un niño que conocía esta técnica decía “mamá, no me lo digas
en chacal, dímelo en jirafa”.
Como en otros muchos comportamientos aprendidos y no innatos
necesitamos tiempo de entrenamiento y cierta constancia, pero es muy
interesante y respetuoso. Podéis buscar información en los libros y ahora se
hacen cursos y charlas. Es muy interesante, merece la pena pensar, practicar e
integrar esta nueva forma de comunicación.