jueves, 25 de febrero de 2016

Ai... el patio....


Hoy ha salido del cole con los ojos tristes y con unos tics que ya hacía mucho que no tenía. Al verlo su madre supo que le pasaba algo. ¿Qué te pasa? le preguntó. Él respondió muy serio: "estoy cansado del recreo! 30 minutos es mucho y no quiero recreo !!! ".

Carlos siempre, o casi siempre, está solo en el patio. Siempre ha sido así, no le interesa lo mismo que a los demás, prefiere sentarse a descansar o mirar, si es que no hay nadie que se ríe de él y entonces marcha corriendo, de manera literal. A veces, lo vienen a buscar y juega con los niños pero es una situación puntual y al cabo de un momento vuelve a estar solo ... Está solo pero no triste. Ha pasado temporadas de todo: desde tocar la Marcha Radeski con los cubos y palas hasta contar hasta doscientos, pasando por mirar las nubes, contar las matrículas de los coches de la calle o acercarse a charlar con las maestras ...

Ahora, han abierto la biblioteca de la escuela en el tiempo de patio pero sólo dejan entrar a doce niños. Si la biblio se llena no puede entrar y eso le entristece, porque le gusta mucho leer. La semana pasada se leyó el Quijote y quería seguir leyendo, aunque en casa lee mucho.

Y qué haces en el recreo? -preguntó la madre. Me siento en la grada y espero que pase la media hora, pero hoy un profesor me ha dicho que me levante y juegue, que si no lo hago me castigará. No lo veo justo, no quiero! a mí el recreo me aburre, no me gustan los juegos a los que juegan los otros niños y no me gusta la brutalidad del patio de los mayores. La idea de ese maestro era buena pero la puesta en práctica, claramente no. Consigue su objetivo?

Finalmente Carlos se llena de valor y habla con su tutora. Habla con la seño, que tengo que decir que es una maravilla, y mañana le hará pasar a la biblioteca, porque le toca a ella vigilancia de patio.



Cómo funcionan los patios de nuestras escuelas? Cuántos Carlos tenemos que temen o sufren el tiempo de patio? Quizás podríamos ofrecer algunas alternativas como los juegos de mesa, o la posibilidad de estar solos ... Todos los niños tienen necesidades diferentes. En muchas escuelas ya se ha implantado el día sin balón. Ese día todos los niños deben buscar otras maneras de jugar ...

También podemos dar un paso más y permitir que cada uno gaste su tiempo como desee. Ciertamente debemos acercarnos y saber si detrás hay un problema de habilidades sociales, de poca habilidad psicomotriz o simplemente un tema de intereses. A veces la presión puede ser muy fuerte. Preguntarles y escuchar qué piensan, cómo se sienten y qué les gustaría hacer puede ser el primer paso para integrar su ocio y que vivan el patio como una oportunidad y no como un castigo.

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