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jueves, 5 de junio de 2025

Jueves 5 de junio La elecciones y las altas capacidades

 

Es muy curioso que muchos niños y jóvenes con altas capacidades tengan muchas dificultades para escoger. Empezamos con la elección de materias en  Secundaria. De hecho, excepto aquellos que lo tienen clarísimo, los alumnos de 3ESO en su primera elección de materias escolares de 4ESO ya empiezan a sufrir. A algunos les van tan bien las ciencias, como las letras como las actividades más artísticas y les cuesta decidir por cuál se decantarán en 4ESO. La parte más artística suele estar pensada para los alumnos con más dificultades para que puedan derivarlos hacia formaciones profesionales. Después llegará el Bachillerato, donde habrá que afinar más la elección de estudios. Generalmente orientamos a los superindecisos con buenos resultados, hacia el Bachillerato científico que abre más puertas (tanto el de la salud como el que va hacia las ciencias más experimentales) dado que las letras ya las cursarán en las materias comunes.


Pero no hay que llegar a estas superelecciones, a veces las dificultades se presentan en las elecciones en las pequeñas actividades escolares diarias. Una redacción o un dibujo de tema libre puede ser vivido como un problema de estado. Elegir un animal para estudiar en ciencias o la elección de un personaje famoso para hacer una descripción en castellano o inglés. Pueden hacer dos o tres actividades que acaban rotas en la papelera y quedarse, con un poco de suerte, con la cuarta. A algunos les cuesta mucho elegir porque todo es interesante, y escoger no consiste al elegir una opción, sino en no elegir todas las restantes. Éste es el problema. Los temas descartados tienen características que les hacen dignos de ser escogidos. Algunos prefieren cuando les damos una base para continuar: unas líneas del dibujo, una frase de inicio o indicaciones como que el animal tiene que ser mamífero, africano, ave; o el personaje tiene que ser artista, científico o de la antigüedad.


Trabajando con familias les proponemos que desde muy pequeños vayan haciendo prácticas de elecciones. Al final de la cena se les presenta una tríada de postres para elegir: lácteos (natillas, flan, yogur), fruta (melón, cerezas, plátano)… Cada día tienen que hacer una elección pero dentro de las propuestas, no de todo lo que sería posible o de lo que hay en la nevera. Mañana llegará otra elección. La elección es importante pero no nos bloquea porque mañana habrá otra. Tienen que aprender a disfrutar del resultado de sus elecciones. Algunas no son tan trascendentes, aunque para ellos todas lo parezcan. Hacer experiencia y después poder poner la parte cognitiva y hablar de ello siempre es interesante. Para ellos, que piensan siempre, es como darles buena leña para quemar.


También podemos trabajar la elección a través de la ropa (si van a la escuela con uniforme, nos quedan los fines de semana para practicar). Pensar en la ropa adecuada al lugar y la actividad que vayamos a hacer es muy interesante. Con los más pequeños podemos proponer dos looks a escoger. Los mayores harán su elección; aunque es bueno que la consigna sea consensuada y la elección propia. Con algunos quizás tendremos que tener la conversación informativa de ropa de trabajo y ropa de tiempo de ocio. De hecho, la elección empieza con la compra de la ropa en la tienda. La compra de la ropa es un momento muy interesante (colores, tejidos, estilos...). Vemos quién tiene un estilo muy marcado, quién va buscando, quien ya lo ha encontrado... Nuevamente iremos trabajando lo que durante el día puede ser vivido como un error, en la elección del día siguiente. (Ante la elección: el polo rojo o el azul; elegir uno puede hacer que todo el día se estén repitiendo que se tendrían que haber puesto el otro. Su rigidez a veces no les permite positivitzar ni al menos neutralizar un pensamiento y entran en un bucle que puede teñir el día.)


También podemos trabajar las elecciones en la decoración de su habitación o de una parte de ella, cuando son habitaciones compartidas. Cuando son pequeños lo haremos los adultos pero no siguiendo nuestros criterios y gustos, sino escuchándoles. A medida que vayan creciendo hay que darles su espacio y que lo vayan haciendo suyo. Podemos hablar de su espacio de estudio, del interior de un armario, de la puerta o de una pared.


Algunas decisiones llevan asociadas una larga cola... de personas, por ejemplo, en la tienda de los helados. Decidir cucurucho o tarrina ya es difícil. Cuando pasamos a decidir el gusto del helado ya es “para nota”. Una estrategia puede ser aprender a automatizar el hecho de acotar la elección. Podemos hacer una primera reducción a una tríada y escoger sin remordimientos porque llegará otra elección y podremos cambiar. También hay la posibilidad de los dos sabores en un helado. Siempre habrá una próxima elección. Pueden ensayar a hacerlo sin el adulto. Estas pequeñas herramientas les pueden comportar una mayor tranquilidad en su día a día.

lunes, 10 de junio de 2024

Lunes 10 de junio Escoger: actividad imposible

 

Cuando pensamos en los niños y jóvenes de altas capacidades nos da la impresión, quizás porque algunos son impulsivos, otros rígidos, tienen la necesidad de tenerlo todo controlado, y muchos tienen el don de la palabra precisa y la argumentación; por todo esto pensamos que tienen las cosas muy claras, que saben lo que quieren pero, como siempre, esto no siempre es así en todos los casos.

Tengo alumnos de menos de diez años que quieren ser atletas olímpicos o que les den el Nobel de Física y están trabajando en esta línea. Otros tienen dificultades para ver su futuro. Para algunos, las dificultades para escoger son muy altas porque todo se les da bien, tienen facilidad para muchas actividades y en nada destacan especialmente. Les es difícil escoger... para esta orientación de estudios y profesional quizás tendrán que empezar contestando algunas preguntas: ¿un trabajo individual o de contacto con la gente?, ¿un trabajo al aire libre o en un espacio cerrado?, ¿un trabajo en el aula con niños o jóvenes, y de qué edad?, ¿un trabajo más metódico o más creativo?, ¿un trabajo más técnico o más artístico?, ¿en nuestra lengua o en otras?, ¿en nuestro país o en otros?, ¿con personas o con máquinas?, ¿de reflexión, de investigación o de acción? Hay mil preguntas posibles y sus respuestas nos van dirigiendo hacia un área o un campo concreto.

La dificultad más importante aparece cuando descubren que escoger no significa únicamente escoger una cosa, idea, estudios... sino que significa no escoger el resto.

Por eso presentan tantas dificultades cuando la redacción que se les propone en la escuela tiene tema libre. Algunos profesores piensan que de este modo lo hacen más fácil pero para estos alumnos no hay manera de elegir el tema. He visto algunos alumnos que han llegado a empezar cinco redacciones diferentes por no presentar jefe. Los que son políticamente correctos intentan pensar qué debe de querer la maestra y acaban eligiendo una opción posible con mil dudas. Por eso, sugerimos a los docentes que propongan la primera frase del texto, den un tema cerrado, o tres para escoger uno. Eso sí que les da una facilidad real.

También les podemos ayudar a priorizar y a entrenar las elecciones, porque muchas veces no hay una elección única sino que podemos repetir la elección o cambiar nuestra elección. Cuando los padres ofrecen los postres de la cena, hoy toca lácteos y proponen: yogur, natillas o flan. Si hoy elegimos uno, la próxima vez podemos elegir otro y la tercera vez, una tercera elección. Si hoy eliges la camiseta azul, mañana te puedes poner la verde y tiene muy poco sentido que te pases todo el día quejándote de que no te has puesto la roja. Este hábito de elegir y asumir la elección es muy importante porque si acepta las pequeñas elecciones va entrenando para cuando tenga que hacer grandes elecciones.

A menudo las grandes elecciones nos indisponen a todos porque pueden condicionar nuestro futuro. Hasta este momento, cada curso ha llevado al siguiente. Tuvo una primera decisión en Cuarto de ESO en el cual se escogen las optativas en función de si quieren hacer el Bachillerato de ciencias, de letras o una FP. Por lo tanto, a finales de Tercero de ESO ya deberían tener tomada la decisión sobre los estudios postobligatorios a seguir. Después se puede cambiar, si hace falta, no es una elección en piedra; aunque lo parezca. Una de las grandes elecciones llega al final del Bachillerato o de la Formación Profesional, cuando se les plantea qué quieren hacer el próximo curso. El abanico es tan amplio que para algunos es demasiado y muy complicado dado que podemos elegir qué hacer y dónde hacerlo.

Las pequeñas elecciones nos sirven de entrenamiento para cuando lleguen las grandes elecciones y también aparecen nuevas herramientas. La primera puede ser hablar con personas que nos puedan dar luz, aquellas personas de las cuales valoramos su opinión porque nos ayudarán a abrir miras y considerar otros puntos de vista. Quizás la herramienta más importante es, después de investigar y escuchar, hacer la lista de pros y contras. Otra herramienta es escribir qué es lo mejor y lo peor que nos podría pasar si tomamos una decisión u otra. En cualquier caso son herramientas que podemos utilizar. Hay que dejar reposar un tiempo porque nos permita añadir, eliminar o redefinir. Algunos dicen que hay que consultar las decisiones con la almohada. Tenemos que poder ser realistas y observar nuestro histórico. Por eso me gusta poder identificar en la primera infancia las altas capacidades porque hay mucho trabajo personal que se tiene que poder hacer a lo largo del tiempo de Infantil y Primaria. La ESO nos tiene que permitir tener disciplina y autonomía de trabajo que será imprescindible para hacer los estudios postobligatorios con garantías. La ESO nos tiene que llevar a los buenos resultados académicos porque en el Bachillerato serán imprescindibles para poder escoger de verdad, y no depender de las elecciones de los demás. Cuando pasamos las elecciones por la parte del corazón y la parte de la cabeza nos permite que las decisiones sean más ajustadas a la realidad.

Nunca lo tendremos todo controlado. Al final algunas decisiones son saltos al vacío pero tenemos que comprobar que tenemos red y que hay agua en la piscina. Hay muy pocas cosas que no se puedan cambiar o revertir. Tenemos que intentar elegir en positivo y con tino. Pero también sabemos que las elecciones requieren después de que trabajemos en consonancia. Es bueno tener planificado un buen andamio (aliados y colaboradores) y la posibilidad de un plan B, si es necesario. Todo ésto también forma parte de la elección. Es la elección entre bambalinas.


jueves, 25 de febrero de 2016

Ai... el patio....


Hoy ha salido del cole con los ojos tristes y con unos tics que ya hacía mucho que no tenía. Al verlo su madre supo que le pasaba algo. ¿Qué te pasa? le preguntó. Él respondió muy serio: "estoy cansado del recreo! 30 minutos es mucho y no quiero recreo !!! ".

Carlos siempre, o casi siempre, está solo en el patio. Siempre ha sido así, no le interesa lo mismo que a los demás, prefiere sentarse a descansar o mirar, si es que no hay nadie que se ríe de él y entonces marcha corriendo, de manera literal. A veces, lo vienen a buscar y juega con los niños pero es una situación puntual y al cabo de un momento vuelve a estar solo ... Está solo pero no triste. Ha pasado temporadas de todo: desde tocar la Marcha Radeski con los cubos y palas hasta contar hasta doscientos, pasando por mirar las nubes, contar las matrículas de los coches de la calle o acercarse a charlar con las maestras ...

Ahora, han abierto la biblioteca de la escuela en el tiempo de patio pero sólo dejan entrar a doce niños. Si la biblio se llena no puede entrar y eso le entristece, porque le gusta mucho leer. La semana pasada se leyó el Quijote y quería seguir leyendo, aunque en casa lee mucho.

Y qué haces en el recreo? -preguntó la madre. Me siento en la grada y espero que pase la media hora, pero hoy un profesor me ha dicho que me levante y juegue, que si no lo hago me castigará. No lo veo justo, no quiero! a mí el recreo me aburre, no me gustan los juegos a los que juegan los otros niños y no me gusta la brutalidad del patio de los mayores. La idea de ese maestro era buena pero la puesta en práctica, claramente no. Consigue su objetivo?

Finalmente Carlos se llena de valor y habla con su tutora. Habla con la seño, que tengo que decir que es una maravilla, y mañana le hará pasar a la biblioteca, porque le toca a ella vigilancia de patio.



Cómo funcionan los patios de nuestras escuelas? Cuántos Carlos tenemos que temen o sufren el tiempo de patio? Quizás podríamos ofrecer algunas alternativas como los juegos de mesa, o la posibilidad de estar solos ... Todos los niños tienen necesidades diferentes. En muchas escuelas ya se ha implantado el día sin balón. Ese día todos los niños deben buscar otras maneras de jugar ...

También podemos dar un paso más y permitir que cada uno gaste su tiempo como desee. Ciertamente debemos acercarnos y saber si detrás hay un problema de habilidades sociales, de poca habilidad psicomotriz o simplemente un tema de intereses. A veces la presión puede ser muy fuerte. Preguntarles y escuchar qué piensan, cómo se sienten y qué les gustaría hacer puede ser el primer paso para integrar su ocio y que vivan el patio como una oportunidad y no como un castigo.