"¿Estáis
seguros de que es superdotada? Con las notas que saca parece que las pruebas
están mal. Habrá que repetirlas y comprobarlo ..." Esta es la respuesta
más común cuando encontramos niños, niñas o jóvenes que tienen altas
capacidades pero un bajo rendimiento académico. Es una versión elaborada del
"No lo veo".
Pero la semana
pasada en los Pirineos una maestra ante la misma situación dijo "cuando vi
el diagnóstico pensé: su capacidad y su rendimiento no concuerdan ... me tendré
que fijar más ... quizás tendré que hacer las cosas de manera diferente ".
No me lo podía creer!
La función del
maestro es esencial en todos los niños pero aún más en los niños y niñas de
altas capacidades. El vínculo con el tutor es esencial para su integración en
el aula y para su encaje con las tareas escolares y los aprendizajes. El autoconcepto
se sustenta en lo que recibe de su entorno. Los niños se nutren de satisfacción
personal y del feedback que reciben de las personas importantes para ellos: los
maestros y los compañeros. Un maestro que posibilita se recuerda toda la vida.
Hoy en una entrevista en un periódico le preguntaban a un insigne investigador
español cuál había sido la persona que más le había marcado en su vida, quién
había hecho que él se dedicara a la investigación. La respuesta ha sido: mi
maestro de 5º (lamento no recordar su nombre). Hay maestros que no se dan
cuenta del poder que tienen. La valoración que el maestro tenga de cada niño
puede abrir puertas y ventanas o dejarlo todo cerrado.
Si queremos
resultados diferentes quizás tendremos que hacer algo diferente. Lo primero podría
ser dar posibilidades y a partir de ahí veremos cómo despliegan sus
capacidades. Y ... !los descubriremos!
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