jueves, 21 de enero de 2021



Algunos niños y jóvenes de altas capacidades dicen que se aburren en clase. Este verbo: aburrirse, no siempre está bien comprendido. Hay quién piensa que pretenden que les diviertan o que les tengan siempre entretenidos, pero no se trata de esto. Cuando hablamos de aburrimiento solemos hablar de “tiempo de espera”. “Tiempo de repetición” de conceptos o procedimientos que ya conocen, y tiempos de espera real para poder continuar avanzando.


Este tiempo de espera llega a desesperar algunos niños, pero a otros les inocula el veneno de la espera que es perder el tiempo con cara de que no pasa nada. Algunos se acomodan y aprenden a esperar en la peor de sus versiones: desconectando.


Por eso es importante que tengamos un plan B para estos momentos. Suelen darse principalmente en las materias troncales: matemáticas y lenguas...


Para ellos propongo un dosier de trabajos de ampliación y profundización. Los ejercicios tienen que ser diferentes y cortos para los puedan dejar en el momento en que la clase se vuelva a poner en marcha. Para esto hace falta cierta disciplina personal. Pero normalmente como los ejercicios son “en lugar de” el tiempo de espera, y son diferentes y enciclopédicos (aportan información que desconocen) los suelen coger de buen grado. Además no necesitan más material que el propio dosier y el lápiz y la goma. No son demasiado bonitos para que no se quieran añadir alumnos que necesitan la explicación repetitiva. Ha costado encontrar el punto justo pero creo que ya lo tenemos.


El contenido es variado: en matemáticas partimos del contenido del curso, añadimos problemas rápidos en los que hay alguna trampa para que estén atentos; hay juegos de lógica; hay ordenación de números o lectura gráficos partiendo de los datos dados; también hay problemas sin enunciado que tendrán que crear partiendo de la operativa o de la respuesta... en lenguas hay morfología, sintaxis, correcciones, redacción, atención... partiendo de temas concretos... (de las lenguas todavía no están todos los dosieres en marcha...).


En el caso de la lengua extranjera (el inglés) nos encontramos con alumnos que tienen facilidad, son nativos o hace años que dan clases extraescolares de inglés y conocen el vocabulario o las expresiones que empezamos a trabajar en el aula. En estos casos a menudo proponemos libros de lectura en inglés, teniendo en cuenta su nivel. Como siempre pidiendo autorización visual para poder empezar y con el compromiso de escuchar la clase como quien escucha la radio... para reincorporarse cuando sea necesario.


La idea es proponer este dosier a los niños que creemos que lo pueden necesitar sean de altas capacidades o de buen rendimiento. Quizás algún alumno de altas capacidades todavía no puede añadirse porque no té suficiente soltura en la materia o suficiente motivación. Hay que comentarle que cuando esté preparado él también hará dosier de ampliación y profundización.


Como que el momento de inicio de la repetición de lo que ya saben lo controlan ellos, les pido que soliciten autorización visual a los maestros para poder sacar el dosier y empezar a trabajar escuchando la clase como quien escucha la radio.


Me parece importante no dejar este tema totalmente en sus manos. Ellos saben cuándo lo necesitan y por tanto me parece conveniente que pidan autorización visual a los docentes. Algunos de estos alumnos pueden convertirse en vicemaestros con mucha facilidad mientras que otros son políticamente correctos. Por si acaso, creo que es más prudente que todos soliciten la autorización visual.


Cada cierto tiempo tendríamos que hacer la valoración de este trabajo. Los podemos intercambiar y que ellos hagan la corrección pero siempre al final debe haber la parte del maestro. La valoración puede no entrar en las notas pero sí en los comentarios.


Con este recurso, dejamos atrás el “aburrimiento de la repetición”. ¿Os apuntáis? ¡Consigamos que las horas de clase estén bien aprovechadas por todos los niños y jóvenes!



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