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jueves, 8 de mayo de 2025

Jueves 8 de mayo La guerra de las etiquetas

 

Hace un tiempo era importante poner nombre a las cosas, definirlas. Actualmente hay una corriente muy extendida en la cual está mal visto poner etiquetas, definir, concretar. Etiquetar se ha convertido en sinónimo de encasillar, crear expectativas y de no permitir crecer en libertad.

Es cierto que, sobre todo las etiquetas asignadas a las personas no están escritas en piedra, y  hay situaciones que se pueden modificar con el tiempo y trabajo, aunque no todas.

Pero yo no estoy de acuerdo con quién rechaza las etiquetas por principio. Yo las necesito para saber cómo lavar la ropa, para saber cuándo y cómo tengo que poner una especia (en frío, en caliente, diluida, una pizca, unas gotas, un puñado...). Ciertamente las personas no son ropa, ni platos para cocinar pero saber en qué punto estamos nos ayuda para conocer sus características y decidir qué orientación pedagógica podemos sugerir. El objetivo siempre es que las personas pasen “del cómo son” al “como pueden llegar a ser”, llegando a ser la mejor versión de ellos mismos. Como técnicos tenemos herramientas, pero si no conocemos el que tenemos entre manos, seremos muy poco específicos en nuestras intervenciones.

Hace unos años muchos niños se diagnosticaron como TDA y TDAH; ahora muchos niños presentan características compatibles con el espectro autista. Parecen oleadas. También ha aumentado mucho el número de niños y jóvenes de altas capacidades. Hay mucha más identificación y diagnóstico pero a veces parece que no es muy riguroso. Cuando hablamos de los niños de altas capacidades podemos afirmar que están infraidentificados porque se cree que hay alrededor de un 20% de la población, un 5% de superdotados y un 15% de talentos simples o compuestos. Algunos de ellos presentan doble excepcionalidad o tienen características compatibles con otras situaciones que invisibilizan las altas capacidades.

Cuando nos movemos en grandes categorías es difícil de separar las causas porque algunas características son compartidas por diferentes colectivos. Las dificultades de relación, de mantener la mirada, la rigidez, las desconexiones puntuales... pueden ser características compartidas por personas con espectro autista como con altas capacidades. La diferencia aparece cuando a través del trabajo continuado y consciente se revierte una actividad que se había convertido en una costumbre sin ninguna anomalía física de base. Por ejemplo, los niños y jóvenes de altas capacidades que presentan dificultades de relación con los iguales pero no con los adultos o con los más pequeños. Son selectivos, a veces mucho, y no están dispuestos de hacer el esfuerzo de conectar con los compañeros de su edad porque observan muchas diferencias entre ellos y sus compañeros: velocidad de aprendizaje, curiosidad, intereses...

Cuando algunos padres dicen que no quieren identificar sus hijos por no hacerles diferentes obvian la realidad: lo son. Quizás algunos conectan con una experiencia personal infantil-juvenil de soledad, de aislamiento, de hiperexigència por parte de los adultos, de rechazo de los compañeros... Pero no queremos dejarlos solos, les queremos acompañar para que puedan crecer y vivan su diferencia como una riqueza y no como una carga. Desde muy pequeños ellos se sienten diferentes, se reconocen distintos a los niños de su entorno. Primero piensan que todos son como ellos, pero poco a poco van constatando que los demás van más lentos, que tienen otros intereses, que no aprenden tan deprisa, ni tienen tanta memoria, que no hacen las mismas relaciones, que no ríen con los mismos chistes... Un niño de Primero de Primaria lo expresó de una manera muy clara: “Sílvia, yo soy una pieza de un puzle pero no del puzle de mi clase. Tendré que seguir buscando”. Una excelente metáfora para quien la sepa leer. Qué creéis que les ayudará más a estos niños... ¿saber por qué son diferentes o no saberlo?

jueves, 11 de abril de 2024

Jueves 11 de abril Altas capacidades

 

Las personas de altas capacidades son muy diversas. Hay dos grandes grupos: las personas que tienen posibilidad de ser muy buenos en todas las áreas (mal llamados: superdotados), muy buenos en un área o en más de una (son los talentosos que pueden tener un talento simple -un área- o un talento complejo – más de un área-). Todos ellos tienen altas capacidades.

Las personas de altas capacidades deben estar identificados. Usamos la palabra identificados y no “diagnosticados” porque no estamos hablando de ninguna enfermedad. Los psicólogos clínicos especializados pasan las pruebas: 2 pruebas de inteligencia, 1 de creatividad y 1 de adaptación personal, familiar y escolar. Estas pruebas se complementan con la observación y la entrevista con la familia. Generalmente, yo no suelo pasar cuestionarios a la escuela porque a menudo no los pueden contestar dado que no tienen la información.

Es muy importante hacer la identificación precoz, en cuanto atemos cabos y tengamos una predetección positiva. 

En la Encuesta que hizo Fanjac en 2023, se hace un listado exhaustivo de quien sugirió hacer la valoración o identificación de sus 228 encuestados.

3 fueron propuestos por el CEDIAP,

5 fueron propuestos por el EAP,

9 fueron propuestos por el pediatra,

10 por algún conocido,

19 por el psicólogo,

40 por el tutor/por la tutora,

134 por los padres.

Es digno de comentar que el 59% se identifican directamente a propuesta de la familia. De hecho, los padres son los que tienen más información y aunque a menudo les cuesta atar cabos y encontrar quién les pueda dirigir hacia las altas capacidades. En la encuesta no se pregunta pero muchas familias hacen una especie de peregrinación eterna de un profesional a otro que ven solo una parte de la situación y no tienen en cuenta las altas capacidades. Muchos empiezan con el TDH por el movimiento o saltos de pensamiento en el aprendizaje o Trastorno del Espectro autista por las dificultades de relación entre iguales o con el Trastorno Oposicionista por su mala relación con la autoridad... la intensidad, la rigidez, el alta emocionalidad combinadas con una mala lectura del profesional hace que los profesionales no lleguen a lo que estos niños o jóvenes realmente necesitan.


Parece que en algunos entornos las altas capacidades están de moda y muchos padres querrían tener hijos de altas capacidades. Pero no todos los niños y jóvenes son de altas capacidades aunque hablamos aproximadamente de un 20% de la población entre superdotados y talentosos. Las altas capacidades no se pueden entrenar. Podemos, todos, mejorar habilidades pero no adquirir altas capacidades si no las tenemos. A menudo ponemos como ejemplo las piedras y las esponjas (es una exageración y simplificación, pero sirve). Podemos mojar las piedras, incluso dejarlas sumergidas en el agua, pero el agua no entrará en su interior. En cambio las esponjas podemos mojarlas y el agua las impregnará pero son capaces también de absorber la humedad del aire.

Toda la sociedad necesita formación y sensibilización, pero especialmente psicólogos, pedagogos y docentes. Así mejoraremos la detección, seguimiento y tratamiento de estos niños y jóvenes.

Una de las dificultades en la identificación es que no hay una única manera de tener altas capacidades sea con superdotación o con talento o talentos. Hay diferentes grados de todas las características y la combinación con la manera de ser de niños, jóvenes o adultos... Por otro lado, todos tienen un aire, una manera diferente a ver el mundo, una mirada especial, una sonrisa ancha cuando conectan con su interior. Cuando tenemos el radar puesto... los vemos....


Hay muchas personas que huyen de las identificaciones porque huyen de las etiquetas que parece que estan escritas en piedra y condicionan la vida de los etiquetados. Pero además de que sólo nos dan una aproximación debemos tener una orientación para saber si podemos o no lavarlos con agua caliente, plancharlos o tenemos que lavarlos en seco. (perdonad la simplificación pero estoy convencida de que necesitamos una objetivización de los resultados). Esta identificación nos da pistas de sus fortalezas y dado que estamos en una etapa formativa (lo estaremos toda la vida pero la etapa escolar lo es aún más) y tenemos información de cómo orientar nuestro trabajo como padres y docentes.