Cuando los niños y jóvenes de altas
capacidades tienen alto rendimiento y una muy baja motivación hacia la escuela
o el instituto los más preocupados son los padres. Muchos maestros y profesores
no lo entienden, les parece mentira e incluso dicen "no veo dónde está el
problema, no sé de que se quejan ... si ya tienen buenos resultados?".
Pero los resultados no lo son todo. Los padres
quieren hijos ilusionados, que les brillen los ojos, que disfruten con lo que
hacen. Que vayan contentos a sus centros de enseñanza por lo que aprenden, por
lo que hacen y se les propone hacer, y por las relaciones que mantienen. Pero a
veces, lo relacionado con la parte académica es vivido por los niños y jóvenes
como “un problema”. A menudo, alcanzan
los conocimientos o los procedimientos muchas veces antes de que se propongan
en clase, y después encuentran actividades repetitivas y poco creativas que
nada aportan a su curiosidad que se va diluyendo poco a poco. Los hay que
piensan: "si ya tengo los resultados para que más". Y se van apagando
... y si además son chicos o chicas que quieren pasar desapercibidos, ya tenemos
el cuadro completo.
Y ahora qué? Como volvemos a poner en marcha a
los más potentes desencantados? Sin duda a partir del VÍNCULO y la escucha
activa, con docentes que puedan ser referentes para estos alumnos. Se deben
sentir conocidos, reconocidos y estimulados para que puedan ofrecer la mejor
versión de sí mismos. Es trabajo de los tutores y también de otros profesores.
Les deben conocer para ver qué les podemos ofrecer para volverlos a poner en
marcha porque aunque los resultados sean buenos, incluso excelentes, no lo son
todo.
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