Mostrando entradas con la etiqueta escucha activa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta escucha activa. Mostrar todas las entradas

jueves, 28 de agosto de 2025

Jueves 28 de agosto Preparamos la vuelta en la escuela 2 (Padres)

 

Con la llegada del mes de septiembre solemos empezar a poner la vida en modo “curso” y dar por acabadas las vacaciones, lentamente... Hay que reiniciar unas rutinas que han sido modificadas por el periodo estival y que nos son beneficiosas en áreas muy diferentes desde la autonomía o la autoregulación hasta la salud.


Aquí no hay recetas mágicas. Hay niños que necesitan un corte radical en los horarios, otros una aproximación tranquila y sostenida, pero para todos ellos es bueno que tengan en cuenta el objetivo y participen en la construcción de la metodología que mejor los puede ir combinada, siempre con la realidad de cada cual. Hay familias en las que el día uno de septiembre empieza la rutina del curso y otros que tienen como referencia el primer día de clase, para ellos con un par de días antes el cambio de horario de ir a dormir y quitarse es más que suficiente. Cada niño es un mundo y cada familia también.


Las rutinas nos dan estructura y un marco estable. Pero tenemos que vigilar porque con la intensidad que lo viven todo, por algunos puede ser como una obsesión, muestra de su rigidez, y tenemos que trabajar la flexibilidad también en este campo. No significa romper de las normas, porque cada día puede haber un motivo, pero si viene la abuela a cenar quizás podemos ir a dormir algo más tarde y hacer una excepción.


Este cambio de hábitos tiene que ser muy pensado porque nuestro cerebro no distingue entre rutinas buenas y malas (ver la tele comiendo palomitas puede estar en el mismo nivel que hacer deporte...) a todo nos acostumbramos... nuestro cerebro es muy cómodo.


Preparar los enseres (estuche, bolígrafos, lápices, colores, compás, reglas...), los libros y libretas, la bolsa o mochila, el equipo de educación física... es otra de las tareas que algunas familias han dejado por septiembre (otros lo hicieron en junio o julio). Podemos repasar lo que ya tenemos y podemos seguir usando, y lo que necesita un recambio. Es una de las partes en las cuales la comunicación, la responsabilidad, y el hecho de elegir se convierten en una tarea que podemos hacer de manera consciente, y no deprisa y corriendo. Cuando les permitimos que piensen, argumenten y decidan, según su edad, les estamos ayudando a valorar y tomar decisiones a seguir construyendo su autonomía. Recordad que ciertamente puede llevar más tiempo, negociación, informar de ciertos temas como el presupuesto del que disponemos... pero este tiempo siempre es aprovechado y bien invertido. Sería conveniente que los enseres no aparezcan como por arte de magia porque es más rápido hacer nosotros el trabajo.


Preparar el curso no es únicamente preparar  horarios y enseres. Un curso es mucho más y este puede ser motivo de más de una charla tranquila padres e hijos. El inicio de curso no es igual para todos. Las expectativas juegan un papel importante, ellas o la carencia de ellas. Algunos empiezan ilusionados, y otros muy desencantados porque saben que volveremos “a lo mismo” con todo lo que esto comporta. Otra charla interesante puede ser sobre el bullying. Dicen las estadísticas que tienen el mismo tanto por ciento de posibilidades de recibirlo que de hacerlo. A veces, sus situaciones se pueden volver límites y pueden ir hacia donde ni quieren ni imaginan. En el libro Stop al Bullying de Lolita Bosch podéis encontrar a partir de la página 106 como preparar a los hijos desde casa para prevenir esta lacra, que a pesar de los esfuerzos de muchos es presente en las escuelas. Hablar es el primer paso. Dejar la puerta abierta para que la comunicación sea fluida también en este tema. Atreverse a ser pacíficos y tolerantes y saber pedir ayuda, y ayudar a los otros; si hace falta. Podremos hacer prácticas en casa dramatizando escenas posibles y aprender en frío cómo reaccionar. No se trata de aplicar patrones sino de encontrar su manera de vivir y de ser la mejor versión de él o ella misma.


Repasar las vacaciones, y pensar en que esperamos del nuevo curso puede ser otro tema... Mirar atrás: cómo fue el curso pasado qué queremos volver a hacer porque nos fue bien, que queremos cambiar... el pasado analizado nos lleva a preparar un buen presente pero no lo asegura. Cambiarán las circunstancias y lo que servía quizás ya no sirve... es la vida... pero nos ayuda. Mirar adelante: quizás más allá de este curso... hacia donde le gustaría ir. Algunos lo tienen muy claro, otros tienen tantas posibilidades abiertas y posibles que no pueden elegir todavía. Soñamos en grande y vamos hacia allá, sabiendo que quizás cambiaremos de objetivo pero ahora nos impulsa adelante.


Nada está escrito en piedra pero todos sabemos que los primeros días son importantes. Para algunos es el momento de observar y estar en una tranquila segunda fila. Otros no pueden evitar mostrarse. Todos conocemos nuestros hijos y los podemos acompañar desde la comunicación, la escucha activa o el silencio. Viven su vida en directo y a su manera, conscientes o no de que sus acciones dejan huella pero, por suerte muy pocas veces imborrable. ¡Preparemos la cuenta atrás!



jueves, 22 de mayo de 2025

Jueves 22 de mayo Cerramos el curso / Preparamos el próximo curso

 

Estamos en el tercer trimestre, a punto de acabar el curso. En el caso de los alumnos de altas capacidades deben quedar registradas las actividades que se han hecho distintas o específicas. Esto nos permitirá que una vez acabado el curso podamos preparar el siguiente.

Los alumnos que tienen todas las materias superadas ya tienen dos tercios de curso cerrado, y están en la recta final. Los docentes, en este momento, trabajamos en dos cursos a la vez sobre todo por lo que se refiere a los alumnos que requieren una atención específica. Es muy conveniente agendar una entrevista de tutoría con los alumnos de altas capacidades en concreto para valorar el curso, no solo el trabajo del alumno. Vamos a preparar la entrevista. Le daremos la información antes y si sabe que lo escucharemos (no que haremos el que nos diga, con solo que tendremos en cuenta el que nos diga) de buen seguro que funcionará. Lo tenemos que escuchar, saber qué piensa. Recordad que hay niños y jóvenes políticamente correctos y que difícilmente nos dirán lo que piensan, nos dirán lo que creen que nosotros queremos oír. Aun así, merece la pena provocar esta sesión porque quizás hasta ahora nunca nadie les ha pedido su opinión y puede ser un punto de inflexión. En esta valoración podemos ver cuál es su vivencia en las diferentes materias. Cómo vive las clases: si se aburre (no aprende cosas nuevas, la velocidad es muy lenta, siente que los compañeros no dejan avanzar...) en algunas materias. Si participa en las clases, si realmente aporta. Si las tareas propuestas le son fáciles o difíciles, si las presenta con cuidado, si encuentra interesantes las tareas escolares, si querría proponer alguna actividad. También podemos repasar cómo ha vivido las actividades especiales y las salidas escolares. Si se le han propuesto actividades específicas también escucharemos su opinión.

Una vez escuchado el alumno, vaciando la información y combinándola con nuestra observación-reflexión y la del resto de profesores podemos encontrarnos con el tutor del curso próximo, la persona responsable de la comisión de diversidad o maestro de educación especial y podemos empezar a preparar el próximo curso. Es un trabajo de equipo muy interesante.

No tendría que pasar que en septiembre volvamos a partir de cero y nos pasemos un tiempo observando y sin iniciar la actividad específica. No hay que poner el contador a cero cada septiembre... no podemos permitir que en septiembre volvamos a empezar... el nuevo tutor lo tiene que conocer y el resto de profesores para valorar si le hace falta un acompañamiento específico y nos plantamos en noviembre. Esto significa perder inútilmente el primer trimestre en atención específica. Si hacemos esto, anulamos el buen trabajo realizado hasta el momento. El trabajo del curso actual nos tiene que servir para que septiembre sea una continuación de aquellas cosas que han funcionado, sin volverlas a cuestionar e introducir aquellos cambios que se puedan ya prever desde este curso para el próximo (por cambio de centro, de materias, de compañeros...).

En verano podemos valorar qué haremos de específico el próximo curso, como construirlo para que haya una preparación real y una reunión antes del inicio del curso con el tutor y presentar la propuesta de nuevo curso. De este modo empezaremos trabajando de manera específica y adecuada desde el primer día de clase del curso 2025-2026.

lunes, 5 de mayo de 2025

Lunes 5 de mayo La Responsabilidad del día a día en las altas capacidades

 

Llega un momento en el que ya no hace falta que la madre o el padre prepare cada día la mochila para ir a la escuela el día siguiente. En algunos casos se convierte en un hábito cómodo para la madre, pero sólo le comunica al niño que no es capaz para prepararse la bolsa, asear la habitación, hacerse la cama, prepararse el almuerzo u ocuparse de la bolsa de deporte... Si creemos que ha llegado el momento que tome la responsabilidad hay que hablar con el hijo o la hija, y empezar a hacerlo juntos para que vea cómo hacerlo. Poco a poco, irá participando en la acción; y en un tiempo podrá hacerlo solo/a, necesitando únicamente nuestra supervisión. A algunos niños ya les va bien que lo hagan los adultos; y además, si hay cualquier problema siempre tienen algún culpable a mano. Otros están muy contentos de empezar este proceso que indica que se van haciendo mayores y que van quemando etapas. Los hay que quieren crecer y coger responsabilidades, pero otros pretenden tirar el ancla...

Hay que poner la lupa para mirar atentamente a cada niño, y saber cuál es su situación para poderle ayudar y acompañar en el proceso de hacerse mayor. Tenemos que saber explicarle para que vea las ventajas reales. Podemos trabajar desde sus responsabilidades escolares y exportarlo a las tareas del hogar que repartimos entre todos y todas, y que van cambiando con la edad.

Para algunos niños el hecho de hacerse mayores, tener responsabilidades, tener que hacer y responsabilizarse de cosas tiene un impacto negativo. Pero sabemos que no todo es “negativo”. Por ejemplo, podemos cambiar la hora de ir a dormir según las edades. Cuando entre dos hermanos hay dos o tres años de diferencia, pueden quedar separados por quince minutos en la hora de ir a dormir. Este tiempo puede ser significativo para que el mayor se sienta mayor, y el pequeño sepa que cuando crezca también tendrá estos privilegios que da la edad y la responsabilidad adquirida. Crecer tiene “pros y contras”, pero los “pros” siempre ganan.

Poner la lupa en aquellas cosas que podrían mejorar la convivencia familiar si estuviesen automatizadas, merecen que los adultos las pensemos. A los hijos, les tenemos que escuchar siempre, tienen opinión desde el minuto cero, pero debemos recordar que no tienen criterio y que no siempre tienen visión de conjunto. Podemos pactar qué haremos... los adultos somos nosotros. Somos los que marcamos las reglas del juego después de escucharlos. La responsabilidad primera siempre es la de los adultos.

viernes, 2 de mayo de 2025

Viernes 2 de mayo El tiempo de patio para los alumnos de altas capacidades en Primaria

 

El tema del uso del tiempo de patio suele preocupar a las maestras de Infantil y Primaria cuando tienen alumnos de altas capacidades. Les observan y no les gusta que estén solos o que hagan cosas “poco habituales” en el tiempo de patio. Nuevamente tenemos que hablar de una gran diversidad en niños y jóvenes al encarar el tiempo de patio. La vivencia del patio depende de muchos factores y hoy os presento unos cuántos ejemplos:


A Ramón le gusta mucho el fútbol y es muy bueno marcando goles. Para él el tiempo del patio es un tiempo deseado. Los dos días sin pelota también sabe jugar a otros juegos y los disfruta. Siempre vuelve a clase sudado, pero contento.

A Marcos le gusta ir a su aire. Nunca le ha gustado el fútbol, pero ahora ya sabe que si quieres ser alguien a clase tienes que jugar a fútbol. Hay mucha diferencia con sus compañeros y él no tiene ninguna práctica con la pelota. Corre por la pista con ellos. Funciona en paralelo, hace de público, de marcador y de árbitro en la sombra. Está allí, querría, pero aunque no interacciona con los compañeros está bien, no lo necesita. Vuelve contento a clase cuando se acaba el patio.

A Lucas no le gusta el fútbol. Cuando sale al patio le gusta ir a las jardineras del patio a buscar insectos. Le encantan los bichos bola. También disfruta con Felipe jugando a juegos en los que son exploradores o astronautas... todo con mucha imaginación, a veces se añaden otros compañeros pero habitualmente están ambos solos, no necesitan nadie más.

Laura sale al patio con un libro. Busca un rincón escondido para leer. Si la ve la maestra le dice que tiene que jugar con los compañeros, que el patio es un tiempo para jugar pero ella prefiere leer.

Mónica, a pesar de que cursa Primero de Primaria disfruta compartiendo el rato de patio con las niñas de Sexto. La maestra quiere que juegue con sus compañeras y ella tiene un sentimiento ambivalente está bien con las mayores y siente que traiciona a sus compañeras de Primero, pero con ellas se aburre mucho.

Andrés cuando sale al patio se va lo más lejos posible, necesita un tiempo solo. Después juega con los compañeros un rato, pero antes necesita su tiempo solo... silencio, paz...

A Alba no le gusta nada el patio, preferiría seguir aprendiendo cosas. No necesita descansar, necesita aprender. No quiere parar... prefiere arreglar la clase, preparar las cosas para la clase siguiente...


Siete maneras diferentes de vivir el patio. Escucharles, saber qué necesitan es el primer paso; acompañarles para que sean lo más completos posible, es el segundo. El patio es tiempo de relación, juego, descanso.... Una cosa es como lo viven hoy, y otra, como lo pueden llegar a vivir. Empezamos escuchando y reflexionamos juntos sobre los usos del tiempo de patio.

jueves, 4 de abril de 2024

Jueves 4 de abril Escucha activa en la escuela y en casa.

 

Es muy importante que los adultos tengan una actitud de escucha activa. Pero únicamente ésto, no es suficiente. Los niños y jóvenes; todos, pero los de altas capacidades de una manera mucho más clara; necesitan saber que somos verdad. Que les escuchamos de verdad. Que el tiempo y el espacio que les dedicamos no es de “cumplimiento: cumplo y miento”. Que hay un interés sincero y profesional para escuchar lo que nos tiene que decir y trabajar con sus palabras, acciones y pensamientos. Que realmente nos interesa lo que nos dirán y que lo tendremos en cuenta. Que les queremos acompañar y no juzgar. Que no se trata de hacer realidad todos sus deseos porque no hablamos de niños y jóvenes caprichosos sino de unos niños que tienen ganas de aprender, que no quieren perder el tiempo, que quieren trabajar con profundidad, que quieren sentirse plenos sin sentirse excluidos y en este punto el equilibrio es complicado. Su intensidad e hipersensibilidad, a menudo, les da una imagen peculiar del mundo que los rodea.

Necesitamos una comunicación fluida para saber que piensan y como lo reciben. Suelen tener opinión de todo y de todo el mundo, desde el minuto cero, pero tienen que ir construyendo el criterio y lo harán con nuestra colaboración, si estamos allí.

En casa, hay momentos clave para fomentar esta comunicación: después de la ducha (el momento de secar el pelo) y el momento de ir a dormir. Parece que bajan la guardia; y es cuando nos hacen preguntas, o nos explican cosas que para ellos son importantes; si les damos el tiempo y el espacio. Es cómo con los docentes. Tienen un detector para saber si les escuchamos de verdad, o nos estorban y tenemos otras ocupaciones que ponemos por delante de ellos.

Saber encontrar el momento, es un acierto; y provocarlo es un arte. Se trata de crear las condiciones para que se fomente esta comunicación: sin móvil; sin prisa; sin mil preguntas; a menudo sin mirarnos, para que no se sientan presionados. Aunque sean pequeños usamos las condiciones de la comunicación que utilizamos con los adolescentes. Sin mirarnos a los ojos (en el coche, andando juntos, mientras parece que hacemos otras cosas –a la cocina, haciendo limpieza o arreglando la casa...-), a pesar de que hay jóvenes que prefieren hablar con una taza de leche caliente con chocolate o un café con leche...

En la escuela es necesario que sea sistemático y muy pautado y simplemente, si les damos diez minutos (contados y de reloj) puede ser muy beneficioso porque van a ver el esfuerzo, el valor que les damos y son capaces de ser muy concretos y llevar muy bien preparadas las mini-sesiones. Tenemos que ser muy cuidadosos y disciplinados porque un “hoy no puedo” lo entienden pero cuando se convierte en una constante (y a veces en la escuela pasa) leen que hay otras cosas que pasan por delante y quizás no son tan importantes. Por eso, merece la pena pensarlo mucho y tener un plan B. Que sea quincenal o mensual... Y sí, diez minutos es posible, y es muy beneficioso. El vínculo se refuerza y podemos conocer mucho mejor a nuestro alumno con pequeñas pinceladas. (cuando nos veamos puede sonar una alarma a los 8 minutos y así podemos ir cerrando la sesión...).

El vínculo, siempre es imprescindible, y se cuece a fuego lento. No podemos hacer un intensivo un día. Es preferible un poco; de manera sistemática, y en horario. Tanto en la comunicación en la escuela como en la comunicación informal de la familia, hace falta siempre aprovechar los momentos que nos presenta la vida para mantener este vínculo que les acompaña y les posibilita que sean la mejor versión de ellos mismos.

Con la escucha activa el vínculo es posible en la escuela, y también a casa. Preguntas abiertas, escuchar sin juzgar, repetir para saber qué hemos entendido, preguntar para saber si ellos han entendido, tiempos de hablar de obviedades y de cosas interesantes para ellos y ellas... Un tiempo y un espacio sin interrupciones.



jueves, 15 de abril de 2021

Escucha activa (Padres)

Los niños y jóvenes de altas capacidades no siempre tienen ganas de hablar pero si no lo hacen no podemos inferir el que piensan. Para nosotros, padres, es imprescindible que ellos nos den información.


Hace un tiempo era impensable empezar con esta advertencia pero como en el cine o en el teatro... móvil apagado cuando atendemos a los hijos excepto casos muy puntuales. Hoy es impensable que no seamos conscientes de que el móvil puede ser un elemento que nos acerca a los que tenemos lejos pero nos aleja a quienes tenemos cerca. Por lo tanto si tenemos que hablar con los hijos... teléfono móvil lejos o apagado.


Es esencial que cuando encontremos este momento comunicativo con ellos  practiquemos la escucha activa. La Escucha activa es aquella en la que el receptor no sólo oye los sonidos que emite el niño, sino que le hace saber que es escuchado y que por lo tanto le entiende. Significa realizar una escucha en la que el adulto que escucha el mensaje, interpreta, y se interesa por lo que intenta comunicarnos. Esto supone tener una mirada, sonidos, palabras que transmiten feed-back sobre el mensaje recibido, centrarse pacientemente, realizar cierto vaciado de las cosas propias y de los prejuicios y escuchar sin condiciones.


Para realizar una buena escucha activa es necesario: eliminar posibles distracciones; el uso de un tono y volumen adecuado; reforzar el mensaje del niño; no interrumpir; concentrarnos en lo que dicen para poder resumirlo; controlar los silencios; no juzgar, ni pre-juzgar; identificar los sentimientos del emisor; ser paciente; controlar lo que decimos...


La escucha activa permite establecer un sentimiento de confianza entre las dos personas que se están comunicando. El niño se sentirá probablemente más valorado, y el padre o la madre generará más respeto y el hecho de escuchar aportará efectos tranquilizantes y eliminará tensiones. De este modo se favorecerá una relación positiva que permitirá hacer un abordaje más profundo de los problemas cuando aparezcan.


Podríamos decir que hay unos cuántos momentos en los que bajan la guardia y nos puede ser más fácil encontrar aquellas condiciones que propicien la comunicación.


Es curioso, pero con los niños y jóvenes de altas capacidades desde que son muy pequeños usamos técnicas que llamamos de “adolescentes”. No sentarse uno delante del otro. No mirarlos a los ojos porque parece que les hacemos un tercer grado y pueden sentirse intimidados. Hablar con ellos en el coche, sin mirada directa mientras los dos miráis hacia adelante; o andando por la calle, o por la montaña, o por la playa, el uno junto al otro. Hablar mientras él o ella está jugando o dibujando... Hacer preguntas abiertas...


Algunas familias me comentan que uno de los mejores momentos para hablar con los hijos en su casa es después de la ducha, en el momento de secar los cabellos...


Pero el momento estrella en todas las casas es el momento de acostarse. Parece que es el momento de las confesiones, de las preguntas, de las dudas, de expresar sentimientos, de analizar el día y de preparar el próximo día...


Encontramos algunas dificultades añadidas cuando hay diferentes hermanos en la habitación o cuando hay diferentes hijos que nos reclaman en el mismo momento pero los padres encontraran cómo resolverlo.


Hay otros momentos fantásticos cuando somos capaces de sistematizarlos (hacerlos habituales). Son los momentos de dedicación exclusiva del hijo / de la hija con uno de los progenitores. Tener un tiempo en exclusividad es lo que desean todos los hermanos. Y que este tiempo sea placentero, está en nuestras manos. Podemos hacer algo que le guste o simplemente podemos esperar que el hermano salga de la actividad extraescolar pero le podemos dar un valor extra a este tiempo.



lunes, 1 de abril de 2019

Los buenos resultados no lo son todo (Padres y Docentes)


Cuando los niños y jóvenes de altas capacidades tienen alto rendimiento y una muy baja motivación hacia la escuela o el instituto los más preocupados son los padres. Muchos maestros y profesores no lo entienden, les parece mentira e incluso dicen "no veo dónde está el problema, no sé de que se quejan ... si ya tienen buenos resultados?".

Pero los resultados no lo son todo. Los padres quieren hijos ilusionados, que les brillen los ojos, que disfruten con lo que hacen. Que vayan contentos a sus centros de enseñanza por lo que aprenden, por lo que hacen y se les propone hacer, y por las relaciones que mantienen. Pero a veces, lo relacionado con la parte académica es vivido por los niños y jóvenes como “un problema”. A menudo,  alcanzan los conocimientos o los procedimientos muchas veces antes de que se propongan en clase, y después encuentran actividades repetitivas y poco creativas que nada aportan a su curiosidad que se va diluyendo poco a poco. Los hay que piensan: "si ya tengo los resultados para que más". Y se van apagando ... y si además son chicos o chicas que quieren pasar desapercibidos, ya tenemos el cuadro completo.



Y ahora qué? Como volvemos a poner en marcha a los más potentes desencantados? Sin duda a partir del VÍNCULO y la escucha activa, con docentes que puedan ser referentes para estos alumnos. Se deben sentir conocidos, reconocidos y estimulados para que puedan ofrecer la mejor versión de sí mismos. Es trabajo de los tutores y también de otros profesores. Les deben conocer para ver qué les podemos ofrecer para volverlos a poner en marcha porque aunque los resultados sean buenos, incluso excelentes, no lo son todo.


lunes, 1 de septiembre de 2014

Empecemos un buen curso...

Empieza el mes de septiembre y se acerca el inicio del curso escolar con todo lo que éste conlleva... 

Los niños tienen en estas fechas sentimientos contradictorios… ilusión por empezar, ganas de ver a los compañeros, de saber qué les va a deparar el nuevo curso… pero a la vez pueden llenarse de miedos: al fracaso, a no estar a la altura, al aburrimiento, a volver a la rutina en la peor de sus expresiones…  

Los adultos debemos estar a su lado ofreciendo nuestro apoyo. Pero cómo lo hacemos… en lugar de negar sus sentimientos podríamos ayudarlos a expresarlos con palabras. En vez de criticar o dar consejos podríamos reconocer sus sentimientos. Podríamos concederles sus deseos en la fantasía en vez de sermonearles o darles explicaciones llenas de lógica. Quienes habéis leído algún libro de Adele Faber sabéis a qué me refiero. Todos los niños necesitan sentirse comprendidos y acompañados. Los niños y niñas de altas capacidades todavía más.  

En estos días en los que preparamos libros, cuadernos y ropa preparémonos también para hacer un buen curso.  ¡Hablemos de ello! ¡Hablemos con ellos! Creemos un espacio y un lugar para hablar de sus preocupaciones y deseos respecto al nuevo curso. Hagamos escucha activa y preparémonos para que nuestro hijo/nuestra hija haga el mejor de los cursos.

En los próximos diez meses cambiarán por dentro y por fuera pero deben saber que en todo momento nosotros estamos a su lado por lo que son y no sólo por lo que hacen. Nosotros, sus padres, somos sus referentes. Paremos por un momento y revisemos nuestro rol. Tal vez algunos deberán comenzar el curso bajando sus exigencias y cambiándolas por unas altas expectativas. Todos deberíamos mantener unas altas expectativas con nuestros hijos y ofrecerles un apoyo incondicional.

Ellos empiezan el curso escolar, en realidad, todos empezamos el curso... que en éste 2014-2015 ¡tengamos todos un muy buen curso !!!