lunes, 23 de mayo de 2022

¿Cómo podemos afrontar la poca tolerancia a la frustración? (Padres y Docentes)

 Esta es una de las preocupaciones más importantes entre las familias que tienen hijos con altas capacidades: la manera de afrontar el error, el fracaso y la frustración. Encontramos tres grandes grupos cuando hablamos de enfrentar esta situación (el segundo y lo tercero los dividimos en dos grupos):

 

a.- los que les da tanto miedo que ni lo intentan.

b.- los que se quedan paralizados ante el error.

c.- los que cuando se cruzan con él usan la negación o la fuga.

d.- los que el error les impulsa a mejorar

e.- los que el error les impulsa a mejorar y hasta que no lo consiguen no paran.

 

Vamos a hacer propuestas para trabajar estas situaciones. Os proponemos que habléis con ellos con calma, fuera de la situación en la que vemos su afectación. Hablaremos con su cerebro que nos entiende siempre y le propondremos posibilidades. A partir de aquí su cabeza y él se tendrán que poner de acuerdo y tendrá que elegir como hacerlo y poner manos a la obra. Como no pueden dejar de pensar, lo aprovechamos. Nuestras propuestas y su análisis serán buena leña para quemar en este horno que no para. Tendrán que hacer suyas estas ideas y elegir las soluciones que vean posibles y que se ajusten más a su estilo.

 

a.- Para los que no lo intentan. Les podemos explicar la historia de Edison con la bombilla. Dicen que la vivió como “encontrar muchas maneras de no hacer una bombilla” hasta que en la última lo consiguió. Plantear el error como compañero del éxito. Pensar qué hubiera pasado si hubiera abandonado antes (a la primera, a la tercera, a la última antes del éxito).El fracaso es necesario porque es la manera de avanzar. Pero en nuestra cultura no tenemos tradición de valorarlo. En los Estados Unidos, por el contrario, está muy bien valorado porque cuando alguien intenta nuevas cosas, aunque no acierte está en un camino de mejora que le hará crecer a él y a la disciplina en la que trabaja. A partir de aquí, necesitamos tiempo porque lo tiene que “digerir”. En un segundo momento podemos hablar de qué haremos cuando nos encontramos en situaciones de error o fracaso.

b.- La primera sugerencia también sirve para los que se quedan paralizados. A menudo está muy mediatizado por las opiniones de los otros. Creen que los compañeros reirán si se equivocan. Están pendientes de las miradas de los otros. Habitualmente sus resultados son muy buenos y creen que no se lo pueden permitir. Hay que reforzar su autoconcepto y a la vez trabajar el grupo.

c.- Para los que muestran rechazo, negación o fuga hay que acompañarlos a encajarlo. No es culpa de los otros, ni estaba mal planteado, ni hay muchos que también lo han hecho mal... Debe responsabilizarse de sus respuestas y si hay que pedir disculpas, encajar y recomenzar; se hace. Algunos creen que es más quién más grita o quien más espacio ocupa, pero ni es cierto (quizás en un primer momento, sí), ni es bueno (nunca), pero esto no quiere decir que hayamos de permitir que los otros se abalancen sobre él. El portazo no es la solución.

d y e.- Quienes se enganchan al error para llegar a su superación también pueden presentar un problema porque se puede convertir en una obsesión que hace que nunca estén contentos. Siempre quieren más. Verdad que parecían los buenos? Pues, sólo lo son cuando tienen medida, cuando saben parar...

 

Quizás podemos empezar con pequeños retos en espacio seguro, a casa. Y, a medida que los vaya superando podemos afrontar retos en entorno abierto en los que él pueda analizando la situación y tomando medidas.

Los errores y fracasos son inherentes en la vida. Cuando aprendemos que están allá, aprendemos también que no nos deberían descolocar. Hay que aprender a analizar las situaciones para poderlas afrontar. No se trata de sacar las piedras del camino, sino de identificarlas para poder decidir qué haremos: sortearlas, bordearlas, saltarlas... ellos tienen que encontrar su manera de afrontarlas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario