Quizás esta
semana con este calor de julio el tema debería ser: “¿Nos hidratamos lo
suficiente?”. Pero tenía el tema del deporte preparado y, como reflexión, me
parece muy interesante.
Uno de los
mitos de las altas capacidades intelectuales es que tienen la posibilidad de
ser muy buenos en temas cognitivos pero no en las áreas que se refieren al uso
del cuerpo. La educación física es la materia en la que les es más difícil
destacar.
Es cierto
que los que son más intelectuales llevan muchas horas de diferencia de pelota
con sus “iguales”: tiempo libre, tiempo de patio, extraescolares... Pero esto
se refiere únicamente a la falta de ejercicio o a la preferencia por otras
actividades que hacen que el esfuerzo físico en ocasiones desaparezca de su
agenda, si los padres no están atentos, o quede relegado a los tiempos de
educación física de la escuela o del instituto.
Nos dicen
que el movimiento es muy bueno y que la práctica deportiva continua y
sistemática incide en el equilibrio de las personas de todas las edades. Con
esta práctica se liberan hormonas beneficiosas para conseguir el bienestar
físico y psíquico. Pero esta práctica es compleja en niños y jóvenes de altas
capacidades intelectuales porque muchos de ellos han evitado el movimiento
durante mucho tiempo y la diferencia con sus “iguales” es enorme.
Muchas veces
intentar entrar en un deporte de equipo en edades avanzadas (cuando el resto
del grupo lleva años practicando este deporte) es claramente contraproducente.
Les faltan muchas horas “de vuelo o de pelota” para ponerse a nivel. Será el
malo, no le pasarán la pelota, le recordarán todos sus errores y la falta de
destreza de forma poco delicada... Pero también tenemos otros chicos que tienen
suerte, como O. que empezó en el fútbol muy tarde (en 1ESO) pero que su
entrenador supo ver que a pesar de que le faltaban muchas horas para ser un
buen jugador tenía algo que los demás no tenían: veía los espacios y las
jugadas, los patrones en los ejercicios, el por qué de los entrenamientos. Por
todo ello le dijo que quizás había llegado tarde como jugador pero que sería un
excelente entrenador y le propuso estar de segundo entrenador en un equipo de
pequeños. Le propusieron formación como entrenador y ya hace un par de años que
está de segundo entrenador en un equipo de benjamines. La posibilidad de
entrenar, arbitrar o ser juez siempre está ahí.
Pero hay
otras opciones que están cerradas de entrada. Los niños y jóvenes con alta
sensibilidad suelen evitar la natación y otros deportes de agua por el ruido,
la humedad o el bochorno que suele hacer en las piscinas cubiertas. Otros los
deportes en pabellones cerrados por cuestiones de ruido (p. ej. Todos los
balones botando a la vez, el público animando… no hablemos de tambores y
trompetas…)
Los deportes
individuales o de contacto con la naturaleza suelen ser buenas opciones. Desde
el atletismo (especialmente la marcha o el cross) hasta la bicicleta de montaña
pasando por la vela pueden ser buenas opciones.
También la
danza (que a veces rechazan por su componente repetitivo en el momento de
ensayar un espectáculo o festival) tanto en su versión clásica como el ballet,
urbana como el hiphop o tradicional como el esbart, sardanas, bastoneros o
bailes de gitanas, las sevillanas, las jotas o cualquier expresión folklórica...
El esplai,
actividades de tiempo libre de fin de semana llevada por jóvenes voluntarios en
Cataluña, es una versión intermedia entre el deporte y las relaciones sociales
en las que el movimiento tiene una presencia importante, sin el valor
competitivo, a través de los juegos y excursiones durante el fin de semana y
las vacaciones.
También
podríamos valorar la posibilidades de deportes conocidos como minoritarios (el
tiro con arco, la esgrima, la gimnasia artística, el tenis...) o los deportes
englobados en las artes marciales en los que la disciplina personal y la
relación con los otros siempre están presentes.
Para otros,
es mejor empezar despacio en actividades en familia como salir a andar, a
correr o en bici. Solemos recomendar esta opción cuando toda la familia debe
poner el ejercicio en la agenda. Vale mucho la pena, por cohesión familiar y
por salud.
Tenemos
otros que desde pequeños tienen el deporte integrado y son aquellos que llevan
un montón de años practicando deportes y que nadie diría que tienen altas
capacidades intelectuales, siguiendo con el mito que disocia el hecho cognitivo
y el deportivo.
Este año con
el éxito del fútbol femenino del Barça comienza la visibilidad del deporte en
las niñas que requiere un post aparte.
De nuevo una
gran diversidad porque este no es un punto en el que encontramos la alta
capacidad pero sí podemos ver sus efectos: la persistencia en la tarea, o no;
el esfuerzo, o no; la relación con el entorno y con los demás, o no...
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