jueves, 19 de mayo de 2022

El deporte y las altas capacidades (Padres y Docentes)

 

Quizás esta semana con este calor de julio el tema debería ser: “¿Nos hidratamos lo suficiente?”. Pero tenía el tema del deporte preparado y, como reflexión, me parece muy interesante.

 

Uno de los mitos de las altas capacidades intelectuales es que tienen la posibilidad de ser muy buenos en temas cognitivos pero no en las áreas que se refieren al uso del cuerpo. La educación física es la materia en la que les es más difícil destacar.

 

Es cierto que los que son más intelectuales llevan muchas horas de diferencia de pelota con sus “iguales”: tiempo libre, tiempo de patio, extraescolares... Pero esto se refiere únicamente a la falta de ejercicio o a la preferencia por otras actividades que hacen que el esfuerzo físico en ocasiones desaparezca de su agenda, si los padres no están atentos, o quede relegado a los tiempos de educación física de la escuela o del instituto.

 

Nos dicen que el movimiento es muy bueno y que la práctica deportiva continua y sistemática incide en el equilibrio de las personas de todas las edades. Con esta práctica se liberan hormonas beneficiosas para conseguir el bienestar físico y psíquico. Pero esta práctica es compleja en niños y jóvenes de altas capacidades intelectuales porque muchos de ellos han evitado el movimiento durante mucho tiempo y la diferencia con sus “iguales” es enorme.

 

Muchas veces intentar entrar en un deporte de equipo en edades avanzadas (cuando el resto del grupo lleva años practicando este deporte) es claramente contraproducente. Les faltan muchas horas “de vuelo o de pelota” para ponerse a nivel. Será el malo, no le pasarán la pelota, le recordarán todos sus errores y la falta de destreza de forma poco delicada... Pero también tenemos otros chicos que tienen suerte, como O. que empezó en el fútbol muy tarde (en 1ESO) pero que su entrenador supo ver que a pesar de que le faltaban muchas horas para ser un buen jugador tenía algo que los demás no tenían: veía los espacios y las jugadas, los patrones en los ejercicios, el por qué de los entrenamientos. Por todo ello le dijo que quizás había llegado tarde como jugador pero que sería un excelente entrenador y le propuso estar de segundo entrenador en un equipo de pequeños. Le propusieron formación como entrenador y ya hace un par de años que está de segundo entrenador en un equipo de benjamines. La posibilidad de entrenar, arbitrar o ser juez siempre está ahí.


Pero hay otras opciones que están cerradas de entrada. Los niños y jóvenes con alta sensibilidad suelen evitar la natación y otros deportes de agua por el ruido, la humedad o el bochorno que suele hacer en las piscinas cubiertas. Otros los deportes en pabellones cerrados por cuestiones de ruido (p. ej. Todos los balones botando a la vez, el público animando… no hablemos de tambores y trompetas…)


Los deportes individuales o de contacto con la naturaleza suelen ser buenas opciones. Desde el atletismo (especialmente la marcha o el cross) hasta la bicicleta de montaña pasando por la vela pueden ser buenas opciones.


También la danza (que a veces rechazan por su componente repetitivo en el momento de ensayar un espectáculo o festival) tanto en su versión clásica como el ballet, urbana como el hiphop o tradicional como el esbart, sardanas, bastoneros o bailes de gitanas, las sevillanas, las jotas o cualquier expresión folklórica...

 

El esplai, actividades de tiempo libre de fin de semana llevada por jóvenes voluntarios en Cataluña, es una versión intermedia entre el deporte y las relaciones sociales en las que el movimiento tiene una presencia importante, sin el valor competitivo, a través de los juegos y excursiones durante el fin de semana y las vacaciones.


También podríamos valorar la posibilidades de deportes conocidos como minoritarios (el tiro con arco, la esgrima, la gimnasia artística, el tenis...) o los deportes englobados en las artes marciales en los que la disciplina personal y la relación con los otros siempre están presentes.


Para otros, es mejor empezar despacio en actividades en familia como salir a andar, a correr o en bici. Solemos recomendar esta opción cuando toda la familia debe poner el ejercicio en la agenda. Vale mucho la pena, por cohesión familiar y por salud.


Tenemos otros que desde pequeños tienen el deporte integrado y son aquellos que llevan un montón de años practicando deportes y que nadie diría que tienen altas capacidades intelectuales, siguiendo con el mito que disocia el hecho cognitivo y el deportivo.


Este año con el éxito del fútbol femenino del Barça comienza la visibilidad del deporte en las niñas que requiere un post aparte.


De nuevo una gran diversidad porque este no es un punto en el que encontramos la alta capacidad pero sí podemos ver sus efectos: la persistencia en la tarea, o no; el esfuerzo, o no; la relación con el entorno y con los demás, o no...



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