lunes, 16 de mayo de 2022

Necesitamos parar (Padres)

 

Parar de vez en cuando, en este mundo que gira tan deprisa, es imprescindible. Los adultos parece que vamos siempre corriente: trabajo, familia... y necesitamos parar para observar qué estamos haciendo y si coincide o no con lo que queremos hacer.

 

En casa, con los hijos... realmente hacemos lo que queríamos hacer o la vida nos vive y nos encontramos haciendo o diciendo aquello que pensábamos que nunca haríamos o diríamos. ¿Tenemos la familia que queremos? ¿Qué valores la sustentan? ¿Qué valores vivimos y transmitimos? ¿Estamos donde queremos estar? Si la respuesta es NO, tenemos que hacer un golpe de timón y empezar a planificar cómo lo haremos, con lo que tenemos, para llegar donde queramos ir.

 

Desgraciadamente no podemos pedir un año sabático para poner orden. Seguramente lo tendremos que hacer mientras todo sigue girando. Por eso, siempre que sea posible, necesitamos partir de los elementos que tenemos. Os propongo hacer un análisis de una semana para identificar los puntos de mejora y ponerlos en común con la pareja. Si tenemos hijos de altas capacidades quizás también nos indica que quizás uno de los progenitores o los dos son de altas capacidades con lo que implica de intensidad, que lo hace todo más “divertido”.

 

La observación nos lleva al análisis y a la reflexión. Una observación con mirada objetiva nos mostrará en qué punto estamos realmente y no donde nos gustaría estar, sino dónde estamos. Es un baño de realidad. Cuando comparamos lo que queríamos y lo que tenemos, aparece el trabajo de planificación que podemos y queremos hacer para acercarnos a nuestro objetivo.

 

Trabajamos con material vivo (nosotros y nuestros hijos) y con las relaciones entre ellos. Por lo tanto, necesitamos afinar la escucha activa y la observación para no quedarnos con lo que queremos ver, sino al ver la realidad. Necesitamos que haya una base y un clima que permita la comunicación real y no que nos digan únicamente lo que queremos oir. No es fácil pero es apasionante. Forma parte de un estilo de vida.

 

Cuando asignamos un tiempo para la formación personal: lecturas, asistencia a Escuelas de Padres o conferencias, trabajo con un interlocutor válido... Estas actividades implican dar un tiempo y un espacio a la observación, reflexión, contacto, acción...

 

Las Escuelas Padres nos añaden información y en paralelo el tiempo de silencio en el que poder dedicarnos a nosotros y a nuestra familia. También nos aportan el contacto con otras familias con vivencias o intereses parecidos. La relación con otras familias con hijos de altas capacidades nos muestran otras maneras de hacer las cosas, de resolver temas, repensarlos y revisarlos.

 

La relación con un interlocutor válido que conoce la situación y las posibilidades sirve para favorecer las sugerencias de cómo podemos poner manos a la obra para ir de A a B.

 

Cuando tenemos niños y jóvenes de altas capacidades en casa sabemos que nos observan intensamente, nos saben leer entre líneas y a menudo absorben nuestras preocupaciones y sin querer les alteramos si no estamos en las mejores condiciones. Les contaminamos con mucha facilidad. Por eso es esencial que sus adultos de referencia estemos en las mejores condiciones posibles. Ahora es el momento, es nuestro momento y lo tenemos que aprovechar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario