lunes, 3 de febrero de 2025

Lunes 3 de febrero El uso de la agenda escolar y las altas capacidades.

 

Sabemos que la mayoría de niños y jóvenes de altas capacidades tienen una gran memoria y la necesidad de tener controlado lo que les interesa. Esta combinación no es nada positiva al inicio del uso de la agenda escolar. Hay tan poca información necesaria que pueden recordarla con facilidad y no suelen adquirir el hábito de escribir en la agenda, ni de mirarla y esto se convertirá en un problema, más adelante, cuando haya más cosas a recordar.


La información crece, pero ellos y su memoria también. Por eso algunos de estos niños y niñas pasan toda la Primaria y la ESO sin usar la agenda, salvo los alumnos políticamente correctos que quieren complacer al maestro o a la maestra. Los demás sólo la usarán cuando el profesor insista haciendo aquello del “cumplimiento” (“cumplo y miento”, únicamente de cara a la galería sin la consistencia del convencimiento). Por lo tanto, no adquieren el hábito. Llegado el Bachillerato empieza a aumentar el número de informaciones importantes y se combina con momentos de desconexión personal que hacen difícil el seguimiento porque aunque la mayoría de cosas las puede recordar pero cada vez es más grande el riesgo de error u olvido.

 

Aquí viene el momento de poner manos a la obra. Aunque no lo haya hecho hasta ahora. ¡Ahora es el momento! En poco tiempo deberá adquirir el hábito que no tiene para que pueda planificar y hacer a satisfacción las tareas académicas. Hay que hablar con su cerebro, que lo entiende todo. Debemos aportar instrucciones sencillas para que el uso de la agenda se convierta en un hábito.

 

Por ejemplo, empezar la clase con la agenda sobre la mesa de forma que cuando el profesor diga “para el próximo día” pueda automatizar el gesto de abrir la agenda. No se trata de desconfiar de su memoria sino de poder dejarla libre para otras cosas.

 

Otro recurso sería poder contrastar sus anotaciones con algún compañero de los que usa regularmente la agenda. Constatar qué anotaciones no están hechas o son poco cuidadosas puede ayudarle a hacerlo mejor, la autoevaluación le puede llevar a mejorar su eficacia.

 

Y este es el tercero. Cuando empiece a estudiar o hacer deberes en casa, nuevamente la agenda es el primer elemento que tiene que estar sobre la mesa. Es un elemento esencial que marcará la planificación del día. Sabemos por experiencia que no hay nada que aligere más que los tics de “trabajo hecho” en la agenda. Deben sentir esta experiencia.

 

Cuando están en Primaria y no la usan, porque en este momento no lo necesitan, podemos informarles de que llegará un momento que subirá el nivel del agua y la tendrán que usar. Anticiparnos y anticiparlo a su cerebro siempre es una buena opción. No para mostrar desconfianza sino para que se vaya preparando para el cambio de situación. Hasta este momento podrán escoger. A partir de que se presente la necesidad, usar un recurso probado es una señal de inteligencia.

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