Para iniciar el tema del Carnaval tenemos que hablar de diversidad dentro de las altas capacidades. Yo he encontrado casi de todo. Desde quién sería feliz si fuera el Rey del Carnaval leyendo el Pregón, muy disfrazado, poniéndose cada día los objetos más inverosímiles, hasta aquellos que empiezan a somatizar cuando llega el mes de febrero porque no pueden soportar la vergüenza propia y ajena de estas fechas. Para unos la emoción se vive en positivo y les puede superar; pero otros también se sienten superados en negativo. También hay quién lo vive como una etapa más y hace lo que toca intentando pasar desapercibido. Algunos de ellos sufren por su hipersensibilidad de los ruidos (batucadas), la música a gran volumen (en los desfiles o actuaciones), la aglomeración de gente...
Nuevamente hay que poner la lupa en cada niño o joven y ver lo que necesita. Algunos han trabajado el tema y nos lo pueden explicar bien, pero otros pueden dar una respuesta del tipo “No quiero participar” que significa “No me preguntes” pero que en realidad quiere decir “Este tema lo tenemos que trabajar”.
Las fiestas son importantes y es esencial encontrar cuál va a ser su papel en la fiesta (el de todos los niños, pero ahora hablamos de los que tienen altas capacidades). Todo el mundo debería poder participar desde su manera de ser y hacer. Evidentemente es más fácil cuando encasquetamos un disfraz a todos y esperamos que todos hagan el mismo (disfruten, hagan una danza o un desfile) pero esto no es real ni satisfactorio para todos los niños.
¿Podemos proponer diferentes maneras de vivir la fiesta? Las fiestas se tienen que preparar, vivir y guardar. Si tenemos una visión abierta podemos proponer mil cosas según las edades... aquí tenéis algunas ideas:
- Ayudar al diseño y confección de los disfraces o complementos.
- Ayudar al diseño y preparación del maquillaje.
- Ayudar a elegir la música o a preparar la coreografía.
- Ayudar con el equipo de música.
- Ayudar en tareas administrativas.
- Ayudar en la organización o en el servicio de orden.
- Estar de jefe de grupo en el desfile.
- Preparar textos o carteles para animar a la participación.
- Hacer un anuncio por la radio local para animar a la participación.
- Escribir el Pregón de manera individual o en grupo, pero no leerlo.
- Leer el Pregón, pero no escribirlo.
- Hacer fotografías para documentar el acto.
- Vivir la fiesta para redactar la noticia por el blog de la clase o por la web de la escuela.
- Vivir la fiesta para explicar la noticia para una radio local.
- Vivir la fiesta para crear un video para colgarlo en Youtube.
- Vivir la fiesta y hacer entrevistas para mostrar la experiencia.
- Recoger datos reales para después poder preparar problemas de matemáticas sobre el Carnaval.
Como habéis visto hay muchas posibilidades pero las tenemos que activar. Algunos alumnos piensan que solo hay blanco o negro: o te disfrazas o no participas, y deben descubrir que hay una extensa gama de grises. Quizás, de entrada, algún alumno puede quedar parado y no saber escoger qué puede hacer y evitar elegir. Precisamente por eso empezamos a hablar del Carnaval con tiempo. Si utilizamos un símil culinario diríamos que algunos deben cocer estas posibilidades a fuego lento e ir removiendo poco a poco, y encontrando cuál puede ser su lugar. Donde pueden disfrutar... todo el mundo tendría que poder disfrutar de la fiesta y tener un buen recuerdo de ella.
Excelente Silvia... me ha hecho bien leerlo porque hasta ahora veía que "solo" mi hijo no queria disfrazarse o lo hacia pero de mala gana y con caras largas. Esta mañana tocaba ir con pijama, al principio no quiso pero le dije que era voluntario, que solo pensara como se sentiría mejor, si yendo sin pijama y sentirse "diferente" al ver a casi todos de pijama o llevar el pijama que él prefiriera y ser "uno mas". Y al sentir que podía elegir, que no lo obligábamos pero le explicábamos cómo podrían ser las cosas y las opciones, fue con su pijama, con la tranquilidad de llevar ropa debajo para quitárselo cuando quisiera.
ResponderEliminarGracias por ayudarnos a entenderlos... alivia saber que no son solo "los nuestros". Cariños, Marcela.-