jueves, 17 de marzo de 2022

!No pasa nada! (Padres y docentes)


¿Cuántas veces hemos oído esta expresión? ¿Cuántas veces la hemos utilizado? ¿En qué momentos la hemos utilizado?

- Cuando el niño ha caído al suelo y se ha rascado las rodillas, cuando se ha enfadado con sus amigos, cuando llueve y no podemos ir de excursión, cuando no encuentra algo y se enoja, cuando quiere alguna cosa y no se la damos o cuando quiere algo y la vida no se la da... vuelve a salir el "no pasa nada".

Pero no es cierto del todo. Sí que ocurre, pero lo que ocurre no es tan importante o debemos poder gestionarlo. ¡Ah! Esta frase larga es muy distinta porque no partimos de ningunear lo que siente el niño o el joven. En ese momento, este hecho es lo más importante para él o ella. Quizás sí que está invadido por una emoción pero el primer paso para que pueda gestionarlo es identificar las emociones y su grado. Y necesitamos lo que a veces no tenemos... tiempo. Debemos hacerlo. O lo hemos trabajado antes y ahora podemos coger atajos o necesitaremos tiempo.

Nuestros niños y jóvenes de altas capacidades son muy intensos. Viven con toda intensidad las emociones. Decimos que carecen de minúsculas, sólo tienen mayúsculas y esto hace que a menudo sus reacciones se vean exageradas desde fuera. No responden al estímulo que nosotros pensamos, su estímulo siempre es XXXL. Por tanto su respuesta también es XXXL y desde fuera, quien no sabe de qué va, no entiende nada y todavía utiliza más la maldita frase: "¡Pero si no pasa nada!", "¡No hay para tanto! ", "¡No seas exagerado/exagerada!". Y puede acabar de liarlo todo cuando hace la comparación con un tercero: “fíjate en X, también le ha pasado y no llora”. O los otros espectadores (compañeros de clase o del fútbol o del inglés, hermanos, amigos... o los padres de sus supuestos iguales) hacen comentarios que sabemos inadecuados: "no llores que ya eres mayor", "que eres un hombre", "es una pataleta de niño pequeño", "todo lo arregla llorando"...

Y !sí que pasa!. Ha sido secuestrado por una emoción y no sabe cómo salir de esta trampa. Nunca estaremos preparados para todo, pero sí podemos empezar a entrenar qué haremos cuando esto suceda. Porque algunos niños y jóvenes tienen una “fantástica facilidad” para encontrarse en esta situación muy sobrepasados por todo y con una gran velocidad ante la que no tienen tiempo de reacción.

Cuando ya ha pasado, ellos pueden ver la situación desde fuera y normalmente les duele. Les duele no haber podido controlarse, y también, muchas veces les duele lo que han hecho o dicho.

Es muy importante conseguir que hablen (a algunos les cuesta mucho porque se sienten vulnerables hablando de sus errores). Cuando lo conseguimos, podemos empezar a entrenar qué hacer cuando vuelva una situación similar que sin duda se repetirá.

Les explicamos que nadie tira el coche cuando se queda sin gasolina (ahora que con el precio que está, pero esto es otro tema...). Sabemos que se enciende una lucecita que nos avisa cuando baja el nivel y entramos en la reserva. Éste es el momento de poner gasolina para no tener problemas y quedarnos tirados, cuando todavía tenemos unos kilómetros de margen.

Nosotros debemos saber ver nuestras lucecitas, las que nos indican que nos estamos quedando sin gasolina. A veces puede ser hambre, cansancio, inquietud, miedo... pero se empieza encender la lucecita. Si lo sabemos ver y tomamos medidas, no llegará el desastre. Podremos poner medios, pero si obviamos las señales puede ser muy peligroso porque en un momento nos asaltará la emoción animada por la intensidad, y estaremos vencidos.

¡Sí que pasa!: se ha caído al suelo y se ha rascado las rodillas, se ha enfadado con sus amigos, no podemos ir de excursión y le hacía mucha ilusión, no encuentra lo que busca, quiere algo y no se lo damos nosotros o la vida... Son contrariedades, pero no es el fin del mundo. Podemos aceptarlas o intentar cambiarlas, pero no podemos quedarnos bloqueados. Esto se puede trabajar... Si lo vamos trabajando... en el momento una mirada, un gesto o una palabra mágica pueden ayudarnos a salir de la situación. ¡Sí que ocurre, pero no es tan grave! Y si realmente es grave, porque en la vida pueden llegar cosas graves (como la enfermedad terminal, la muerte, dificultades importantes), estaremos todos allí para apoyarnos y vivirlas lo mejor posible y con estilo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario