En algunos casos las verbenas y actividades de Fiesta Mayor
pueden ser un punto de dificultad para algunos niños y jóvenes de altas
capacidades. La observación es esencial para poder ver cuáles son sus necesidades
específicas. Todo el año hay actividades especiales desde la Cabalgata de Reyes
al Carnaval pasando por las Procesiones de Semana Santa o las actividades de la
escuela... pero cuando llega el verano estas actividades se multiplican. En
Cataluña empezamos a finales de junio con la Verbena de San Juan y acabamos a
finales de septiembre con la Fiesta Mayor de Barcelona, Tarragona o Reus.
Ya sabéis que entre las personas con altas capacidades hay
una gran diversidad también en el apartado de la sensibilidad sensorial y no a
todos les molestan las mismas cosas. Sus niveles de tolerancia son particulares
y específicos para cada uno. Nada es igual para todos. Por lo tanto, lo primero
que necesitamos será la observación. Poner la lupa y saber leer las señales.
Algunos lo explican y otros no encuentran las palabras porque no saben que hay
la posibilidad de hacerlo diferente. Nosotros sí, y les podemos proponer una
gradación de participación en las actividades.
¿Por qué pueden ser momentos estresantes para nuestros niños
y jóvenes? Se crean situaciones peculiares por su hipersensibilidad, por su
rigidez, por sus miedos... hoy veremos algunas de las actividades que pueden
afectar su hipersensibilidad auditiva, hipersensibilidad gustativa/olfativa e
hipersensibilidad táctil/social.
Algunos piensan que la mejor solución es la exposición
intensa o inmersión. En el caso de las personas de altas capacidades
suele ser contraproducente. No se trata de aguantar, esto no les va a llevar a disfrutar
de la situación. Para muchos no es una situación que no les apetece, suele ser
una situación que les hace daño, aunque no lo entendamos. Algunos parece que su
umbral del dolor es diferente al del resto de los mortales. Además suele haber
un elemento desencadenante, una experiencia que recuerdan como terrible y que
no les permite participar y mucho menos disfrutar del momento. Siempre hemos
dicho que son muy intensos y cabezotas y si ponen el freno de mano, les cuesta
mucho sacarlo, y su rigidez no ayuda nada.
Por eso la primera reflexión tiene que ser ¿por qué queremos
que participen y disfruten de las fiestas populares? Mucha gente pasa toda la
vida sin participar nunca en ellas, no son imprescindibles para vivir. Quizás
no es cierto del todo, quizás no son imprescindibles para sobrevivir pero para
vivir necesitamos poder escoger de verdad y no cerrarnos puertas e
imposibilitarnos actividades que nos pueden ayudar a vivir en comunidad. Si lo
puede hacer, después puede escoger no hacerlo pero si no lo puede hacer está
condenado y no puede escoger.
Momentos en los que aparece esta hipersensibilidad
auditiva
Un altavoz en gran volumen, un espectáculo de pirotecnia con
petardos y bengalas (en Cataluña, correfocs), las sirenas de las atracciones de
la feria, los ruidos de las atracciones de feria, comunicaciones constantes en
altavoces, un ruido constante, un ruido estridente, un perro que ladra muy
fuerte,...
¿Qué podemos hacer para mitigarla? Una de las maneras puede
ser participar de los actos desde la “lejanía”. Podemos participar del baile,
si lo deseamos desde el final, no hay que estar junto a los altavoces. Los
podemos ver de lejos. El mejor lugar en un correfoc es junto a los que llevan
los petardos, allá no estalla nada y van con mucho cuidado. No hace falta que
estemos en primera línea o en medio de los petardos si no les apetece. Otra
manera puede ser usar cascos de los que amortiguan los ruidos. Una tercera
posibilidad podría ser prepararlos cognitivamente para lo que se encontrarán y
hacer las pruebas objetivas de que no son un peligro y que no nos pondremos en el
ojo del huracán, que usaremos una zona donde los decibelios sean los adecuados.
Una cuarta puede ser evitar los perros grandes pero debe saber que los hay pequeños
que pueden ser mucho más agudos y estridentes y que no los podemos evitar
todos, al menos en una ciudad como Barcelona donde parece que hay más perros
que personas.
Momentos en los que aparece esta hipersensibilidad
olfativa/gustativa
Olfativa: olores intensos de fritos o brasas en la feria, de
sudor entre la gente, de pólvora en el correfocs, de comidas en las cenas de la
calle, de colonias o perfumes...
Gustativa: Las comidas de casetas ambulantes son diferentes a
las de casa a las que estamos habituados. Las cenas comunitarias en las que se
comparte lo cocinado en las casa o cocinado allá mismo suele ser también
diferente.
¿Qué podemos hacer para mitigarla? Algunos olores intensos los podemos evitar llegando a la hora de cenar en lugar de estar presentes en todo el proceso de cocción de la sardinada, o de la costillada. Cuando no los podamos evitar podríamos llevar un pañuelo con alguna esencia que les sea agradable y que neutralice los olores desagradables para poder “aguantar” (en algunos casos se puede pensar que el pañuelo los visibiliza demasiado, pero lo visibiliza más que no puedan estar en un lugar por este motivo). Buscar alguna solución como mantener la cabeza en otro lugar para evitar que el olor nos invada y secuestre. Desde contar de diez a cero, por lo tanto en sentido inverso; o pensar en otras cosas que nos sean agradables intentando anclar aquí nuestro cerebro y que no dé tanta importancia a los elementos externos que entran por los sentidos. Para estas herramientas hace falta un entrenamiento que podemos hacer en casa en un ambiente familiar o neutro y sin presión.
Para acostumbrarnos a otros gustos hay que ir probando, pero
esto se vuelve muy complicado para algunos niños y jóvenes que son muy
selectivos y con un paladar muy fino que notan incluso el cambio de agua y por
tanto el cambio de marca de tomate frito o los ingredientes de un plato. Los hay
que tienen un listado de comidas muy reducida, mientras que otros sufren los
cambios de textura, o directamente no pueden soportar las texturas menos
sólidas o trituradas. Les podemos traer su fiambrera… valoradlo. Para otros no
es un problema porque disfrutan probándolo todo, y son los que como plato
preferido suelen tener el sushi o los maquis... Iniciar nuevos sabores con una
cucharadita de café, sin presión porque es bueno hay que hacerlo en casa. Su
cerebro lo entiende pero su cuerpo no lo puede hacer. Requiere romper el miedo
y pasar a la acción. El entrenamiento puede ser una buena herramienta pero
necesita tiempo, paciencia y acompañamiento-apoyo.
Momentos en los que aparece esta hipersensibilidad táctil/social
Cuando hay mucha gente. Cuánto nos tenemos que dar la mano
(sea para saludar o para hacer unas danzas). Cuando nos tocan (la gente mayor tiene
la manía de tocar la cabeza de los niños o las mejillas mientras les dice que han
crecido mucho, y a los chicos más mayores se les da unos golpecitos en la
espalda cuando se les dice que ya son casi un hombre...). Hay juventud que se
saluda chocando la palma de la mano o juntando los puños. Cuando tenemos que
estar sentados muy juntos (en el concierto de la Fiesta Mayor o en el Concierto
de un grupo o cantante que nos guste). Las actividades en la playa o en la
piscina...
¿Qué podemos hacer para mitigarla? Este es quizás el más complicado de todos porque no hay término medio. Podemos trabajar el espacio social y en casa ir practicando al reducir nuestro espacio sin que se descodifique como un peligro o un ataque. Pero no sirve para siempre porque nuestro espacio nos protege y nos tiene que seguir protegiendo fuera de estas situaciones. Vivir las actividades a distancia o fuera de las horas punta es una posibilidad pero no siempre es “posible”.
Les podemos y debemos acompañar para sean lo más completos
posible, y puedan decidir cómo quieren vivir desde la posibilidad, no desde el
huir de situaciones limitantes. Por eso, lo más importante es la observación y la
comunicación abierta. Ayudarles a poner palabras a lo que sienten y a lo que quieren.
Hablar a su cerebro y dar herramientas para que ellos elaboren las suyas les
hará más resilientes ante las adversidades. En este post hemos tratado algunas
que ellos ven, de inicio, como insalvables.
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