Cómo en todas las áreas relacionadas con las altas capacidades encontramos una gran diversidad. Hay casas en las que cuando hablamos del sueño y el dormir es un tema estrella mientras que en otras casas han conseguido que los hijos hayan entrado en la rutina y han convertido este tema en una situación y no en un problema.
Algunos niños y jóvenes de altas capacidades piensan que dormir es perder el tiempo. Una niña de infantil estaba cogida a los barrotes del balcón gritando “!Sol, no te vayas! ¡Quédate!”. Sí, hay tantas cosas interesantes para hacer, para conocer... Tienen una curiosidad infinita por mil cosas. Tienen una cabeza que no para de pensar. Se hacen preguntas, buscan respuestas...
Los padres saben que las persones adultas tenemos que dormir ocho horas diarias, y los niños algo más. Los padres saben que es importante que tengamos rutinas que nos faciliten lo que tenemos que hacer. En la vida, hay una serie de cosas que forman parte del “toca no negociable”. Aquellas cosas que se tienen que hacer sí o sí. Que no dependen de lo que nos apetece, sino de lo que nos conviene, de lo que se tiene que hacer.
Hoy nos centraremos principalmente en el “ir a dormir”. Necesitamos crear una rutina familiar para ir a dormir, que será cambiante con la edad. Cuando tenemos hijos en diferentes edades puede ser más complicado pero hay que tenerla claro y ponerla en marcha.
La rutina nos ayuda mucho. Cada día hacer lo mismo. Explicar el por qué, sin la necesidad que nos entiendan pero sí que lo puedan escuchar y entender, no siempre compartir porque quieren hacer la suya... pero en nuestra casa, es bueno que hagamos las cosas de una manera determinada.
Algunas rutinas empiezan con guardar los juguetes después de jugar, continúan con la ducha, con ponerse el pijama, preparar la cena, cenar, recoger la mesa, lavarse los dientes, leer un rato o escuchar música suave e ir a dormir. A partir de aquí, un rato para charlar con el padre o la madre, explicar un cuento... y a dormir. Estos serían una posibilidad por los más pequeños.
Cuando son mayores quizás podemos empezar cerrando todos los integrantes las pantallas un rato antes de la cena para conseguir ir desconectando y estar preparándonos para descansar. A partir de este momento empezamos a relajarnos y a prepararnos para ir a dormir. Cuando lo hacemos todos es más sencillo, aunque la hora de ir a dormir sea escalonada por edades. Empieza la desconexión para que podamos descansar. Empieza la rutina también para los mayores. Es bueno hablar con ellos y definir qué tendríamos que hacer y cómo nos gustaría hacerlo.
Si conseguimos entrar en nuestra rutina tendremos mucho de ganado. Pero los hay que se resisten y como son tan rígidos buscan la explicación del por qué, del por qué no pueden acabar la serie, o jugar un rato con el ordenador, o chatear con los amigos... pues, porque no! Porque tenemos que ir desconectando y acostumbrando en nuestro cuerpo para prepararnos para descansar... algunos se resisten: ahora un vaso de agua, unas galletas, voy al lavabo, pregunto cuándo podré ir a dormir más tarde o por qué mi hermana puede hacerlo y yo no... y la abuela por qué está mirando la tele? Y nos lo pueden complicar tanto, que acabemos diciendo “haz lo que quieras” porque los padres somos humanos y estamos cansados, y cada día es la misma historia... Pero si vamos moviendo la pared por la presión que ellos ejercen, no estamos marcando un límite de verdad. Ya sabemos que algunos son tremendos y quizás tendremos que pactar un escalado dentro de la semana (que de domingo a jueves haya un horario, y viernes y sábado podemos hacer algo diferente).
Muchos se quejan de que no pueden dormir porque su cabeza no para de pensar. Es muy frecuente que los niños o jóvenes nos digan que no pueden parar. Es cierto, hay veces que no pueden parar pero sí que tendrían que poder suavizar la velocidad y el volumen para conseguir descansar. Relajarnos a través de la conciencia en las diferentes partes del cuerpo, escuchar música, enviar la imaginación hacia donde queramos... a algunos les ayudamos dirigiéndoles a pintar un cuadro con la imaginación, dibujar unas montañas, pintar el cielo, unas nubes, unos pájaros, una casa, un camino, un río, un puente o una carretera con coches, o un planeta nuevo... Tienen que encontrar su manera de relajarse, puede ser un proceso largo y complicado porque seguramente cambiará en el tiempo.
Ahora estamos centrados en el ir a dormir... pero ¿y levantarse?
Nuevamente toda la diversidad: desde quien se levanta con el sol y se pone en marcha en cuanto ponen los pies en el suelo, hasta quienes siempre necesitan cinco minutos más, o quienes marchan de casa medio dormidos sin tener todas las neuronas en marcha.
Hoy no hemos podido hablar de cómo va la noche. Tenemos desde las marmotas que duermen como un lirón toda la noche hasta los que tienen un sueño irregular que se despiertan para ir al lavabo o porque no pueden dormir bien por terrores nocturnos, o bien por sueño débil y algunos vuelven a dormir enseguida pero a otros les cuesta mucho. Cada uno es un mundo. Tenemos que observar cada caso, decidir, hacer ensayo y error y comentarlo con ellos, desde que nos puedan entender porque ellos son los protagonistas.
Es muy importante el descanso de todos en casa. Algunos duermen con los padres hasta que lo necesitan (a veces no lo podemos explicar porque la gente puede considerar que son demasiado mayores para dormir en nuestra cama, pero cada cual tiene que vivir según lo que quiera y pueda...). Es bueno no hacer un problema de lo que sólo es una situación. Llega un momento que pasan a su habitación. Llegará el momento. Pero de todo esto hablaremos en otro momento.
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