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jueves, 15 de mayo de 2025

Jueves 15 de mayo La agenda y los alumnos de altas capacidades.


La agenda de un alumno de altas capacidades puede estar llena, vacía, dibujada, en blanco, incompleta.... Algunos alumnos hacen un buen uso de ella. Suelen ser aquellos que son políticamente correctos, obedientes y que quieren complacer a sus adultos, o bien los que quizás han automatizado los procesos o han visto que les iba bien hacerlo. A otros muchos, les cuesta usar la agenda, porque o bien recuerdan con claridad lo que hay que hacer o lo que hay que llevar a la escuela o bien porque siempre hacen “los deberes” entre clases y no suelen llevar trabajos a casa.

En algunos centros la agenda no es necesaria porque únicamente hay deberes si no han acabado el trabajo en clase y o bien porque los deberes siempre son para la semana próxima. Cuando empiezan a la ESO, aparece un profesor cada hora y entonces pueden empezar las dificultades porque cada profesor es un mundo. Cuando llegan a Tercero de ESO parece que algunos se inician en los problemas reales de agenda. Hasta este momento han tenido que salvar algún patinazo pero como generalmente llevan el trabajo hecho... no saltó la alarma del profesor. Pero llega un momento en el que empiezan los trabajos a medio o largo plazo, ya no es “para mañana o para el próximo día”. Y aquí empiezan naturalmente las mezclas. Además, como su atención es intermitente el profesor pueden dar indicaciones en el momento en que el alumno pone cara de escuchar pero está muy lejos, está desconectado. En estos casos es posible que no registren lo que hay que hacer o lo que hay que llevar.

¿Cómo podemos conseguir convencerles de que usen la agenda cuando ellos entienden que no es imprescindible, ni siquiera necesario? Únicamente les podemos convencer en clave de futuro a través del vínculo. ¿Verdad que nosotros no empezamos a usar el bastón porque lo necesitaremos en treinta o cuarenta años? Pero quizás sí que es interesante empezar a pensar que no tendría que ser un problema sino una herramienta útil. Este razonamiento nos puede servir con ellos y entrenar cuando vemos que lo necesitamos y antes… pensar, hablar, encontrar cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Será conveniente empezar el entrenamiento para que después puedan dejar la mente libre para otras cosas más importantes e interesantes. Nos tienen que creer en clave de futuro. Solo lo harán si ellos lo creen necesario.

Haber automatizado las anotaciones les ayudará, más adelante, a dejar la mente libre de cosas quizás importantes o imprescindibles (pagos, entregas...) que hechos en su momento no comportan ningún problema pero después de la fecha pueden representar un gasto del 20% más o una mala nota o un cliente perdido. El hecho de automatizar, de apuntar, ciertas cosas será un éxito de futuro. Ahora quizás no es esencial ni mucho menos pero seguro que será necesario más adelante y este entrenamiento nos arreglará más de un día.

A algunos les cuesta entender que necesitan una memoria en papel cuando tienen una memoria de elefante. De entrada, no los parece muy buen plan, pero la realidad es muy tozuda, más que ellos, y nos facilitará la vida.

A medida que se van haciendo mayores hay más cosas a recordar en diferentes niveles de importancia. Desde un cumpleaños hasta cosas para llevar pasando por trabajos a largo plazo, exámenes o responsabilidades a casa. Ser capaces de alternar estas listas es muy necesario y no nos tendríamos que dejar nada aunque tengan diferentes niveles de importancia. Cuando hayamos de añadir visitas médicas, pagos de impuestos o cuotas, fechas de inscripción... se convertirá en imprescindible porque el mundo no nos espera. Algunos todavía podrían echar de memoria pero si quieren trabajar intensamente en otras cosas podrán “desconectar” y así no se pasarán de frenada con la consecuente frustración y mal humor.

A veces, no anotan porque no tienen costumbre de llevar la agenda o revisarla. Todo es un aprendizaje que hay que automatizar y esto sólo lo hará si lo quiere hacer. Nuestro trabajo es acompañarle para que entienda que es necesario, el momento de iniciar seguramente no es el mismo que los compañeros. No nos comprará un curso de natación cuando el agua le llega a los tobillos. ¡Hablemos!

Pensemos seriamente en el futuro. No les podemos obligar pero si se pueden convencer... ¡el futuro es suyo!

lunes, 20 de mayo de 2024

Lunes 20 de mayo La literalidad y las altas capacidades

 

Una característica que comparten muchos niños y jóvenes de altas capacidades es la literalidad. Cuando hablamos de este tema siempre recuerdo una niña que en aquel momento hacía Primero de Primaria. Fue a buscar a su maestra para explicarle que las amigas le habían dicho algo que le había hecho daño. Lloraba desesperadamente abrazada a su tutora. En aquel momento la maestra hizo una pregunta que a simple vista era inocente “como tienes el corazón?”. Ella se separó, se enjugó las lágrimas y dijo con voz clara “latiendo, como siempre. Dos ventrículos y dos aurículas trabajando sin cesar.” La maestra no sabía cómo aguantarse la risa. La parte cognitiva había cogido el timón desbancando a la parte emocional. Sí, la literalidad no les permite ver el doble sentido en un momento determinado. Anula el resto de funciones.


Este tema nos da mil anécdotas diferentes de todas las edades.


Un niño de Segundo de Primaria empieza a mostrarse triste a casa, rebaja su ingesta de alimentos (come mucho menos de lo que era habitual), a la pregunta de la madre la respuesta siempre es “no me pasa nada” (respuesta muy frecuente con la intención de no preocupar a la familia). Pero estaba claro que pasaba algo... En una de mis sesiones me explicó que un día la maestra le dijo: “la próxima que hagas X, volverás a Primero”. Él tenía claro que podía atrasar la próxima vez pero estaba claro que habría una próxima vez (determinismo lógico) y se tenía que preparar. Incluso tenía dentro del armario una mochila con sus libros del año pasado para cuando llegara el momento. Para él era cuestión de tiempo… Hablé rápidamente con la maestra. Y sí, lo había dicho, pero como tantas cosas. Era un niño muy intenso y la maestra, a pesar de estar en mi top 3, un día no pudo más y le dijo aquella frase que él no supo descodificar como “para, intenta portarte bien, intenta hacer el trabajo, intenta no enfadar a los compañeros...” y se quedó con la literalidad. Hablaron los dos, y con la madre, y le explicaron a él de nuevo que no todo lo que decimos los mayores tiene que tomarlo al pie de la letra. Le presentamos un recurso nuevo para él: le dijimos que cuando encuentre algo que sea muy exagerado lo explique a la madre que ella le ayudará a ver si es verdad o si es una expresión que tiene otro significado. A menudo no son capaces de leer según el contexto. Pueden entender un doble sentido en un momento determinado, y a la vez quedar atrapados por la literalidad.


Un niño de Tercero de Primaria no había oído nunca a su madre decirle que quería que mantuviera sus zapatos limpios, pero él sabía que la madre valoraba mucho este detalle. Cada vez que había llovido, o que hacía mucho de tiempo que no lo hacía (por barro o por polvo), él hacía lo imposible para no salir al patio. El patio de esta escuela era fantástico, era un bosque. La maestra no sabía cómo leer aquellos dolores de barriga sólo durante el tiempo de patio, aquellas confesiones en el aula a lo largo de la hora del patio, aquellos quedarse en el baño durante todo el rato... La maestra no era capaz de encontrar el denominador común de estos comportamientos. Hablando con él conseguimos, por fin, saber cuál era el problema. Todo se solucionó ofreciéndole una toallita para limpiar los zapatos, cuando lo necesitara. Buff, lo sufrimos mucho. Ahora, a menudo pregunto por la ropa o por los zapatos porque es mucho más frecuente del que parece. Algunos tienen la necesidad de gustar a sus adultos de referencia y lo hacen con toda la intensidad.


Esta vez es una chica de Sexto de Primaria, y ella ha tenido una discusión fuerte con su amiga que ha acabado diciéndole que no la quiere ver nunca más y que no le dirija la palabra. Por la tarde, al llegar la chica a casa habla con su madre para pedir/exigir un cambio de centro urgente. La madre no entiende nada, porque la niña estaba contenta en la escuela con los maestros, con los compañeros y con las cosas que aprendía. Costó mucho encontrar el motivo de aquel cambio, pero la chica veía que si no se tenía que encontrar con su amiga ni dirigirle la palabra; esto solo sería posible si ella marchaba e iba a otra escuela.


Un chico de Tercero de ESO se encuentra con una pregunta de examen en la que tiene que escribir el CD en unas frases. En lugar de descodificar Complemento Directo, él descodifica Compact Disc. Hace todas las frases con el CD que él pensaba. La profesora le retorna el examen con un gran interrogante y la expresión “¿Qué has hecho?”. Él no entiende nada, porque siente que ha hecho estrictamente lo que le pedían (según él). Si no tiene más explicación, él no puede entender qué ha pasado, por qué se le ha escapado aquel punto del examen cuando él ha hecho todas las frases, y algunas eran muy enrevesadas porque no tenían demasiado sentido. A pesar de que llevaba muy preparado el examen y conocía perfectamente la terminología, en aquel momento no lo relacionó (a veces van demasiado deprisa).


Cómo veis esta situación les puede asaltar en cualquier momento, y a menudo no caen que es un problema de descodificación y literalidad. Por eso necesitamos una muy buena comunicación en casa para confirmar lo que nos “chirrie”... e ir haciendo una detección personal de estos casos porque se suelen repetir. Cada persona tiene un estilo propio y una manera de ligar los acontecimientos. Y dice el dicho que “quien lo tiene al nacer no lo deja al crecer” (a menos que se ponga a trabajarlo seriamente). Muchos adultos de altas capacidades siguen necesitando de la complicidad de sus parejas o sus amigos para contrastar situaciones que leen de manera literal y condicionan sus acciones o preocupaciones.

martes, 13 de octubre de 2020

Fuera de tiempo (Padres y Docentes)

 

Este tiempo de pandemia lo ha cambiado todo. Hemos empezado un nuevo curso pero no se pudo cerrar el curso pasado. Estuvimos confinados de marzo a junio y no se cerró como es debido. Se rompieron un montón de tradiciones que sentíamos nuestras a pesar de a unos los gusten y a otros no, perdimos San Jordi en la escuela, las colonias, las comuniones, los festivales final curso, las graduaciones. Algunos niños han cambiado de escuela porque no había continuidad en su centro y no han podido cerrar la etapa.

 

Ahora, en el mes de septiembre y octubre, hemos visto encuentros de exalumnos en centros de Primaria para cerrar nueve años de escolarización. Encontramos alumnos que han hecho la Comunión o la Confirmación al empezar el otoño. Y vemos alumnos de Primero de Primaria celebrando su graduación de Infantil.

 

Si tradicionalmente empezamos el curso repasando, en muchos centros ahora se están dando los contenidos del último trimestre del curso pasado. Hay centros donde informan que en noviembre, o después de Navidad podrán empezar este curso. Mientras que en otros centros se hizo un buen seguimiento on line y después de un repaso inicial han podido empezar este nuevo curso con cierta normalidad.

 

Muchos alumnos de altas capacidades son muy normativos y rígidos. La norma es importante. No les gustan los cambios. Se sienten fuera de juego cuando lo que pasa no es lo que estaba previsto o es habitual. Por eso esta pandemia ha ofrecido la posibilidad de que comprobaran que, a pesar de sea doloroso para ellos e incluso incomprensible, no se rompe nada si cambiamos tradiciones a causa de fuerza mayor. De entrada la expresión “fuerza mayor” no suele estar a su vocabulario, y es bueno que aprovechemos este momento para introducirla. Siempre hacemos las cosas de una manera determinada pero hay condicionantes que nos las pueden hacer cambiar.

 

Cuando les explicamos que algunas normas ante circunstancias excepcionales varían, tienen que saber que en condiciones normales son invariables. Podemos incluso jugar a encontrar excepcionalidades, para esto suelen tener una gran imaginación y seguro que encuentran excepcionalidades muy divertidas. Generalmente tienen un sentido del humor muy agudo.

 

Pero no los podemos perder de vista. Hay que observar siempre qué han entendido. Algunos son tan extremos y tan rígidos que esta situación puede hacer que directamente destruyan la esencia de la norma y piensen que todo es etéreo. Hay que tener cuidado. En esto consta el acompañamiento que necesitan.