jueves, 11 de febrero de 2021

El kit de los comportamientos sociales (Padres y Docentes)

Como siempre, tenemos que empezar por recordar la gran diversidad que encontramos en el ámbito de las altas capacidades. Hay muchas maneras de mostrarlas y por tanto puede ser que alguna de las cosas que explicaremos encajen como un guante con vuestro hijo o alumno, o no coincidan en nada.


A menudo decimos que tienen una gran capacidad para aprender, pero no llegan con el kit de los conocimientos puesto. Una vez preguntaban a un niño de cinco años: “tú que tienes altas capacidades, cuántas teclas tiene un piano?”. Cómo si por el sol hecho de tener altas capacidades hubiera nacido con Google insertado en su mente con todas las respuestas del mundo.


Pero del mismo modo que no tienen el kit de conocimientos tampoco tienen el kit de las convenciones sociales y esto les puede representar una dificultad en algunos casos.


Hay algunos niños y jóvenes que tratan a todo el mundo con una gran familiaridad y los cuesta discernir el nivel de confianza. Características como la hipersensibilidad, la rigidez, la necesidad de verdad y justicia, la intensidad, la velocidad... no ayudan mucho. Cuando son pequeños hacen mucha gracia pero cuando van creciendo, muchas veces, son mal interpretados porque su manera de relacionarse no es la habitual.


Hay veces que van tan deprisa que primero hacen y después piensan. Y muchas veces que no les da tiempo de pensar porque en su imaginario no hay lo que se ve desde el exterior, sólo hay lo que han hecho o visto siempre. Pongamos un ejemplo. Cuando están en la guardería es normal que los niños se abracen. A medida que van creciendo, los abrazos van quedando relegados para ocasiones especiales: reencuentros o despedidas de larga duración, momentos de cierta emotividad, momentos de mucha familiaridad... Muchos niños ven que la cosa cambia, que no está bien visto y frenan el número de abrazos, pero los hay que necesitan el contacto y la efusividad y no ven que este comportamiento lo están teniendo sólo ellos. Tampoco detectan que hay personas, otros niños, que no se sienten bien con sus abrazos. Y así van creciendo, ajenos al que pasa a su alrededor y a qué reacción tienen sus abrazos. Y sin darnos cuenta llegamos a la ESO, y quizás hacemos un cambio de escuela y llegamos a una escuela o instituto donde no nos conocen y comportamientos que antes se leían en clave de “ya lo conocemos, es su manera de relacionarse” ahora se leen en clave de “qué carencia de autocontrol” en el mejor de los casos.


Y sí, es urgente poner manos a la obra y hablar claro con ellos. Al inicio nos miran con ojos incrédulos cuando les hacemos notar que los otros no lo hacen. Su respuesta fue, “ahora que lo dices... es verdad... no se abrazan entre ellos y nunca nadie me abraza, siempre soy yo”. Cómo en tantas cosas, pasan tan deprisa que no se dan cuenta.


Dibujamos una diana. Él en el centro; en el segundo círculo las personas más próximas (la familia nuclear); en el tercero las personas de más confianza y en el cuarto el conjunto de conocidos y saludados (que incluye los compañeros). ¿Con qué personas podemos continuar usando los abrazos? Sólo con las personas del segundo círculo y a lo sumo las del tercero. Tendríamos que evitarlas con las personas del cuarto círculo excepto en las situaciones antes mencionadas.


Su cara era un poema. “¿De verdad? ¿Pero por qué? !A mí me gusta hacer abrazos! A veces es solo para jugar, algunas voy de cara y las ven venir, pero otras veces llego por la espalda y a veces se asustan...” Desconozco la razón pero no descodifica las sensaciones de los otros, y si no lo hacen solos les tenemos que ayudar. Lo tenemos que poner en su conocimiento porque no está.


El hecho de que lo conozcan, de que sean conscientes ya es mucho. No es fácil cambiar lo que has hecho siempre sin pensar. Ahora hay que pensar antes de hacer y evitar los abrazos. Empezamos por aquí. Creo que puede ir bien para mejorar su autocontrol. Implicaremos a toda la familia para hacer el seguimiento y compensar los abrazos que le falten durante el día recordando esta parte más cognitiva.


Quieren tener una buena imagen, algunos, pero no saben cómo. Pongamos palabras, seguimiento, refuerzo positivo para que pueda repetir las acciones correctas...


Iremos hablando de cómo va, e iremos añadiendo otros comportamientos haciéndolos visibles y colaborando para que encuentre el autocontrol necesario para vivir en sociedad. Estamos a su lado. El acompañamiento del niño o joven, a su familia y a los docentes es imprescindible. Es una carrera de fondo, no de velocidad, pero vamos avanzando... él o ella va avanzando en el proceso de ser la mejor versión de él mismo o ella misma.




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