miércoles, 10 de febrero de 2021

Tratamiento del error (Padres y Profesores)

Una de las dificultades más importantes que encontramos en los alumnos de altas capacidades es la baja tolerancia a la frustración. Hoy hablaremos de cómo viven el error y algunas herramientas para trabajar el encaje del error en el aprendizaje y en la vida.


Desde muy pequeños han aprendido con facilidad. A menudo, de manera precoz y sin ningún esfuerzo. Era cómo si los aprendizajes fueran hacia ellos. La curiosidad allanaba el camino, la memoria consolidaba y establecía relaciones construyendo una red de conocimientos y procedimientos muy sólida. Esto ha provocado, durante mucho de tiempo, una sensación muy positiva en la respuesta de los referentes adultos frente los aprendizajes mostrados por el niño.


Ante un reto, un aprendizaje nuevo o una dificultad, a menudo, los niños o jóvenes se plantean qué tendrían que hacer o cuál es el resultado esperado. La presión no suele venir de fuera sino que la provocan ellos mismos. A partir de aquí hay diferentes maneras de de abordar el resultado obtenido. Ante una nueva propuesta con un nivel de dificultad superior...


- Para algunos su primera respuesta es NO. “No lo sé”, “no puedo”... no lo intentan. La posibilidad de cometer un error, de mostrarse vulnerables ante los otros, de que los otros rían de él o ella los paraliza. Prefieren no intentarlo. Ponen el freno de mano.


- Otros lo prueban una vez: si sale bien ningún problema, pero si no sale como esperan... pueden intentarlo una o dos veces, pero si el error persiste lo dejarán, o no harán ni el segundo intento.


- Un tercer grupo se crece ante el reto. No permite que la dificultad lo paralice y lucha a través de la repetición o poniendo en marcha sus recursos para conseguir el objetivo. Su amor propio se transforma en energía y busca la salida correcta.


- Hay quienes se dan un tiempo para reunir fuerzas y volverlo a intentar al cabo de un tiempo y podran pasar a cualquiera de los tres grupos anteriores.


No tendríamos que permitir que se bloqueen. A veces, su hipersensibilidad les juega en contra. Les tenemos que acompañar, y hacer que poco a poco se vayan enfrentando con la dificultad y el error sin quedar paralizados.


Me gusta explicarles que el error forma parte del aprendizaje. No lo buscamos pero le encontramos por el camino. Cuando lo encontramos no debemos empequeñecernos sino que tenemos que aprender de él y seguir adelante. Algunas veces, echar un poco atrás para coger fuerzas y seguir adelante; otras para confirmar un nuevo camino. Tenemos que aprender a leer los errores porque nos dan mucha información si los sabemos leer. Su cerebro nos entiende pero a veces su cuerpo todavía no está preparado. Hace falta tiempo para que el cerebro y el cuerpo se pongan de acuerdo y trabajen en la misma dirección. Pero es buena madera para quemar en este cerebro que no para de pensar y que va haciendo suyos los nuevos conceptos e ideas.


Es muy interesante como encajamos los errores sus adultos de referencia. Ellos nos observan siempre. Piensan sobre lo que ven. Van tomando sus decisiones, van conociendo cómo son y elaboran cómo quieren ser.


Les va muy bien cuando dejamos ideas sobre la mesa para que ellos las pueden hacer suyas. Un buen regalo es un lápiz con una goma incorporada o una gran goma que borre muy bien. Los errores a menudo son inevitables pero podemos subsanarlos y seguir adelante.


Los alumnos de altas capacidades necesitan retos. No es fácil medir la dificultad de un reto. Si es demasiado sencillo no será motivador pero si la propuesta es demasiado difícil quizás lo evitará. Podemos proponer actividades sin techo en las cuales son los alumnos quien por su propio interés intentan hacerlas tan bien como les sea posible.


Algunos maestros o profesores se quejan de que algunos alumnos de altas capacidades no se apuntan a trabajos de ampliación propuestos en abierto en el aula. Trabajos que tienen una dificultad superior. D., de Tercero de Primaria, tiene una respuesta muy clara: “si hago lo que hace todo el mundo tengo muy buenos resultados pero si hago cosas más complejas ya no tengo asegurados estos excelentes resultados”.


Sabemos que no trabajan por imposición, que lo hacen por seducción, por pasión, por voluntad propia. Por lo tanto, les tenemos que convencer de que es importante de que cojan esta opción. Podemos apelar a su lógica y a su sentido de la verdad y la justicia. Del mismo modo que los niños que tienen dificultades de aprendizaje no copian los enunciados, aquellos que pueden hacer actividades más elaboradas están moralmente obligados a hacerlas. Quizás les costará arrancar pero disfrutarán haciendo estas nuevas actividades. Si no conseguimos que se enganchen tendremos que continuar trabajando con ellos hasta que lo entiendan y lo hagan... a veces es un proceso largo. Hasta que no cierren el paraguas y se saquen el chubasquero no se mojarán, y ésto depende claramente de ellos.


Juanjo Fernandez es educador y comunicador. Hace muchos años que nos seguimos mutuamente. Le admiro porque sabe elegir las ideas y expresarlas con dibujos y éste es perfecto para el tema de hoy.



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