Hay alumnos
de Infantil y Primaria que empiezan a divisar el final de curso y que el tiempo
con aquel maestro o con aquella maestra con la que han conectado tanto se está
acabando. En muchos casos han conseguido entenderse con la mirada. Algunos hace
dos cursos que están juntos y empezar a pensar a cambiar el maestro les
entristece mucho. A pesar de que quedan todavía quince días de clase algunos
empiezan a sentir demasiado cerca el final.
Necesitamos
encajar la incertidumbre del cambio. Ellos tal vez no lo saben pero el próximo
curso volverán a hacer un nuevo vínculo con el tutor o la tutora.
Para algunos
la sola idea de pasar estos últimos días con aquel maestro y el hecho de que
sean los últimos días le hacen daño, mucho daño. Los hay que tienen pesadillas,
los miedos del día se pasan a la noche. Unos pueden llorar o sentirse tristes
cuando alguien saca el tema. Otros pueden pasarse las horas haciendo dibujos o
manualidades de recuerdo para esta persona tan especial.
Acompañarles
en estas situaciones y que aprendan a gestionar estas emociones tan intensas es
muy importante. A algunos les puede costar mucho ser racionales y pensar
objetivamente en esta situación por eso les podemos ayudar a poner palabras a lo
que sienten y a lo que pueden hacer. También podemos ver en películas, en séries
o en la vida real personas con situaciones parecidas… cómo lo afrontan para ver
si podemos inspirarnos para hacerlo igual, parecido o totalmente distinto. No
hay un buen estilo, cada cual tiene que encontrar su propio estilo de hacer las
cosas. El estilo propio une cómo somos, cómo queremos hacer las cosas y,
nuestra manera de pensar y nuestros valores. Cuando estamos hablando de niños y
jóvenes están claramente en construcción aunque sabemos que los humanos estamos
en construcción a lo largo de toda la vida. Esta construcción tiene que ser lo
más consciente posible porque esto nos permitirá dirigirnos hacia la mejor
versión de nosotros mismos.
Uno de los
recuerdos que tengo más vivos de mi tiempo en la escuela es de la salida de clase
el último día del curso. Aquellas lágrimas, abrazos y besos… Recuerdo muchos finales
pero sobre todo de aquel que sabíamos que era el último curso. Sabíamos que
llegaría septiembre pero nada sería igual. Ni estaríamos todos juntos, ni en
aquel lugar donde habíamos pasado tantos años y tan buenas ratos. Fue un
momento muy difícil para muchos. Una separación no deseada. Pero todos tuvimos
que llevarla lo mejor posible.
Nos podemos
quedar con el dolor de la separación pero también podemos hacer la lectura de
disfrutar de lo que tenemos hasta el último momento y después disfrutar del
recuerdo que no nos podrá sacar nadie. Nosotros decidimos en que nos enfocamos.
Los niños y jóvenes de altas capacidades los gusta tomar sus decisiones y no se
tienen que dejar arrastrar por las emociones. Tienen que decidir qué batallas
quieren luchar y cuáles no son necesarias. Cuando hablan desde el cerebro les
gusta tomar decisiones y suelen tomar decisiones sensatas y justificadas.
Después pueden tener serias dificultades para llevarlas a su vida diaria pero
cuando antes empiecen... mejor.
A mis casi
sesenta años recuerdo a muchas de mis maestras y maestros con gran gratitud.
Con unos aprendí a querer a los libros, a leer y escribir; con otras a recortar
redondas; con otros a saber estar, a saber callar, a saber preguntar; a saber
esperar pero a la vez a no perder la oportunidad; a valorar el arte y la
historia; a ser ordenada ordenando mi cajón tantas veces; a estar sobre el
escenario hablando o cantando; a valorar el mundo, la naturaleza, las plantas y
los animales; a aprender los elementos de la tabla periódica y las valencias,
los accidentes geográficos los países y las capitales ... Realmente nunca los
perdí del todo porque a pesar de los años, continuaban estando presentes.
Ahora, después de tantos años, los siento muy presentes. Forman parte de mi
vida, de mi esencia, gracias a ellos soy cómo soy. Y como dice la foto:
"los grandes maestros nos acompañan toda la vida" y yo tuve la suerte
de tener grandes maestros y maestras. Esta fotografía forma parte de una campaña
de las Escuelas Pías (en este caso de Tàrrega) pero muchos podríamos firmarla.
Sabemos que también hay otra parte de la historia. Otros maestros de los que no
recordamos ni el nombre ni el tiempo que pasamos con ellos o no los queremos
recordar. Algunos cuentan los días que faltan para acabar su relación con estos
docentes con quienes no han conectado... (es una lástima pero también es muy
real).
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