Pronto, una vez pase el Carnaval, entraremos en un tiempo
fuerte para los cristianos. Y sí, “con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”.
Las creencias son importantes para los humanos y nuestro
entorno occidental es de raíces cristianas católicas. Algunos alumnos de altas
capacidades van a escuelas católicas (más de un millón de alumnos en todo el
estado). Y ante sus preguntas muchos padres han optado por contestar: “cuando
veas al padre-sacerdote, le preguntas”. Porque la doctrina, de cualquier
religión, ofrece muchas preguntas a unas mentes a menudo muy lógicas y
cartesianas. Unos encajan perfectamente en la creencia familiar mientras otros
huyen claramente de ellas.
Hay que acompañar a los niños y jóvenes de altas capacidades
en el acercamiento a la espiritualidad y al respeto a las creencias de los demás
aunque no las compartamos. Suelen ser muy rígidos, y a menudo se expresan sin
tapujos y sin filtros, y pueden resultar ofensivos (aunque no les falte razón).
Muchos acaban creando su propia creencia, el estilo propio
que les ayuda a vivir con sentido que es la finalidad de su existencia, en un
número muy elevado de casos.
Aprovechar los tiempos de preparación que nos propone la
iglesia católica es siempre un acierto: la Cuaresma (tiempo de preparación por
la Semana Santa) y el Adviento (tiempo de preparación por la Navidad). De hecho
siempre necesitamos reflexionar para actuar mejor.
El Miércoles de Ceniza cierra las Fiestas de Carnaval y nos
recuerda que somos polvo y que volveremos a ser polvo. Esta verdad es de
aquellas que a menudo la sociedad moderna no nos permite que la oigamos pero
ellos la tienen clara. Desde muy pequeños saben que la muerte forma parte de la
vida. Las grandes preguntas conviven con ellos desde muy corta edad y no tienen
una respuesta única. Les podemos explicar nuestra respuesta pero también que
hay otras muchas respuestas y que todo el mundo tiene que ser respetado tenga
las creencias que tenga y él/ella también. Hay que trabajarlo a casa porque es
conveniente que aprendan a no exponerse más de la cuenta, ni a exigir respeto
de mala manera.
Tener una buena comunicación, también, en temas espirituales
exige ser capaces de tener un tiempo y un espacio de intimidad que no consiste
al decir: “siéntate que tenemos que hablar de una cosa importante”. Hay que cocerlo
a fuego lento. Partiendo de sus preguntas, que seguro que las tiene, pero
quizás no encuentra el momento para hacerlas o las palabras para expresarlas.
De hecho, cuando padres e hijos con altas capacidades responden
el cuestionario de inteligencias múltiples, la parte de la inteligencia
espiritual es la que más diferencias de puntuación presenta entre padres e
hijos. Muchos padres e hijos expresan que había cosas que no las habían hablado
nunca y que no sabían qué pensaba el niño o joven, ni se habían planteado
–algunos padres- que los hijos pudieran tener opinión sobre ello (y la tenían).
En nuestra sociedad moderna, rápida, tecnológica parece que no tiene lugar la espiritualidad pero está en la base de todo. Si la obviamos es cómo si cortáramos la hierba bajo los pies…
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