Generalmente es difícil hablar de altas capacidades. Cuando éstas
las tienen nuestros hijos, todavía es más complicado. La falta de conocimiento
sobre el tema, los falsos mitos que corren como verdades contrastadas hacen que
muchas familias guarden esta información y no lo expliquen a la familia y mucho
menos a los padres con los que comparten tiempos de charla en el parque o en
los cumpleaños de los hijos.
Si los demás tienen esta información, ¿la usarán para hacer
daño a nuestros hijos, sin querer? ¿Los tratarán de diferente manera? ¿Les
harán preguntas buscando la equivocación que justifique que no son tan listos? ¿Se
engancharán en que no lo hacen todo bien para negar una evidencia? ¿Entenderán
su disincronía o su hipersensibilidad?
No os es fácil a quienes trabajáis con ellos cada día, a
quienes más los queréis... Es fácil tener miedo de lo que pueden llegar a hacer
los demás...
Lo ideal sería normalizarlo. Poder hablar con normalidad y
no hacer un problema del tema sino una situación, pero esto todavía está lejos
de la realidad, es ciencia ficción.
Parece que nuestra sociedad incorpora la diversidad pero sabemos
que estos es un proceso largo o sino que se lo pregunten a las personas con
Síndrome de Down, con Autismo, con Diversidad Funcional, con dislexia, con TDAH
... o que salen de los estandares normativos de belleza o sexualidad. El papel
lo aguanta todo, y se pueden escribir cosas muy bonitas. La realidad es que las
palabras se las lleva el viento y la exclusión por miedo, desconocimiento o,
tristemente, por odio o envidia continúan presentes.
Hay mucho trabajo que hacer en el ámbito de las altas
capacidades tanto de sensibilización como de formación. Para toda la sociedad,
pero principalmente en el ámbito educativo en el que los profesionales tienen
que acompañar a estos niños y jóvenes a lo largo de sus etapas formativas.
También a las familias con hijos de altas capacidades que se encuentran con una
realidad que a menudo les invade y les sobrepasa pero conociéndola se puede
llevar, incluso con alegría.
El 14 de marzo es el Día de las Altas Capacidades. Muchos
profesionales trabajamos cada día por la visibilidad y correcto atención de
niños, jóvenes y adultos con altas capacidades. Muchos hacemos sensibilización,
formación, acompañamiento; otros, identificación; otros tratamiento para los
casos más complejos... Se van haciendo pasos hacia un mayor conocimiento de
esta realidad y una atención específica de sus necesidades. No es un capricho,
es una necesidad. La sociedad que no atiende a quienes pueden ayudar a avanzar
en investigación, aplicación, a aquellos que quieren ser recordados para
mejorar la vida de la gente está condenada a extinguirse.
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