Cuando nos referimos a las personas que presentan altas
capacidades siempre pensamos en la parte más cognitiva y creemos que son
aquellos que tienen buenos resultados en la escuela en todas las materias menos
en educación física. Es un tópico que corresponde a unos alumnos concretos en
los que la cabeza y el cuerpo parecen disociados. Algunos niños desde muy
pequeños prefieren el ordenador, el lápiz, el pincel o la música a jugar con el
cuerpo o estar al aire libre. Hoy hablaremos también de ellos. Son alumnos con
altas capacidades intelectuales, o alumnos con superdotación que nunca han
tenido en cuenta el cuerpo.
Uno de mis primeros alumnos de altas capacidades cursaba
Infantil 4 años. Cuando volvía de la escuela prefería mirar la Viquipedia en
otras lenguas que ver los Teletubbies (serie infantil de su época) o ir al
parque. Con la familia decidimos que el niño necesitaba equilibrio entre lo
cognitivo y lo corporal (movimiento). Necesitábamos que hiciera del parque, su
espacio. Acordamos que los viernes por la tarde iría con el padre al parque
cuando salieran de la escuela. Allí se podía encontrar para jugar con niños que
ya conocía de la escuela y otros que no conocía. Los primeros días era como
llevar un cordero al matadero gritando “!no quiero! ¡al parque, no!”. No le
gustaba el arenero ni ensuciarse, no le gustaban los columpios ni el tobogán; y
no quería jugar a pelota porque no lo había hecho nunca y todos los niños sabían
más que él. Fueron pasando los meses y, cada jueves él preguntaba a los padres:
“¿Mañana lloverá?”. No tenía ningún interés en el parque, a pesar de que el
padre hizo un gran trabajo de integrarlo en los juegos y conectarlo con otros
niños, retirándose a tiempo. Por fin, un día del mes de mayo el niño dijo:
“tengo ganas de que sea viernes para ir al parque!”. Una gran victoria por
todos quienes colaboramos en este cambio, pero sobre todo para él que había
hecho suyo aquel espacio y había hecho suyas las actividades que allí se realizaban.
Otro chico, que presentaba altas capacidades intelectuales
es el protagonista de nuestro segundo ejemplo. A él nunca le había gustado el
fútbol, ni ningún deporte de equipo pero sus clases de gimnasia en la escuela y
en el instituto no eran ningún problema. Al empezar la ESO se apuntó al equipo
de fútbol del pueblo. Había una diferencia de ocho o nueve años de entrenamiento
con la mayoría de compañeros. Tenía mucho trabajo para poder entrar realmente
al equipo. El entrenador se dio cuenta de que este chico entendía la táctica,
comprendía la base de los ejercicios que hacían en los entrenamientos y habló
con él. “Chico, para jugar a fútbol llegas tarde, pero serás un fantástico
entrenador porque tienes una visión de juego que no tienen tus compañeros”- le dijo.
Entrenó muy duro para poder jugar, y a la vez, aquel entrenador lo iba
aleccionando y le permitía estar de segundo o tercer entrenador de equipos de la
escuelilla (equipos de categorías inferiores : benjamines, alevines…). Han ido
pasando los años y ya ha hecho el curso de entrenador y realmente, quizás llegó
tarde para jugar pero puede disfrutar del deporte sentado en el banquillo y dirigiendo
equipos y su entrenamiento.
Muchos alumnos de altas capacidades practican deportes minoritarios:
del remo a la esgrima, del tiro con arco a la gimnasia deportiva, del tenis
mesa a la natación... Pueden usar todo el cuerpo o principalmente una parte...
pero para todos la concentración y la precisión se convierten en aquellos
puntos entrenables y exportables para el resto de actividades de su vida.
Hay niños y jóvenes que disfrutan con deportes individuales
desde la escalada a la bicicleta de montaña pasando por la hípica... en los
cuales no tienen que competir con los otros, solo con ellos mismos. Les gusta
esforzarse, moverse... y el hecho de hacerlo de una manera sistemática es muy
interesante.
También tenemos niños (he conocido solo chicas) que quieren
ir a las Olimpiadas. De momento ya están en los campeonatos de España de sus
especialidades (natación, patinaje y gimnasia rítmica). A su facilidad se añade
un entrenamiento serio, las ganas de perfección, el punto de esfuerzo
continuado... No lo dicen desde el aire o desde el simple deseo sino desde la
posibilidad real gracias a sus habilidades y a su entrenamiento. Cada día están
más cerca, y si las lesiones se lo permiten... allí estarán porque las ganas y
el esfuerzo se lo permitirá. Ellas forman parte de las personas con talentos deportivos o tal vez tienen superdotación.
Pero el objetivo no es conseguir deportistas de élite, si no
lo quieren ser. Los queremos personas completas que sepan cuidar su
alimentación, su descanso y que hagan ejercicio a lo largo de su vida. El
cuerpo tiene que integrarse en la persona porque forma parte de ella. No
podemos vivir de espaldas al cuerpo. Necesitamos el cuerpo para vivir y un
cuerpo saludable. Sabemos que pueden llegar dificultades en forma de
enfermedades y degeneraciones pero forma parte de la responsabilidad de cada
cual que lo cuidemos de la mejor manera posible. El ejercicio saludable es una
parte importante.
El papel de la familia es muy importante. Cuando la familia fomenta desde pequeños los paseos por la
montaña o la playa; las salidas en bicicleta, caballo o barco; la posibilidad de
bailar o hacer teatro, el disfrute de los tiempos al aire libre, de la soledad
y la compañía, está poniendo la base para que estos futuros adultos sean
capaces de disfrutar con su cuerpo.
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