Con la llegada del mes de septiembre solemos empezar a poner la vida en modo “curso” y dar por acabadas las vacaciones, lentamente... Hay que
reiniciar unas rutinas que han sido modificadas por el periodo estival y que nos
son beneficiosas en áreas muy diferentes desde la autonomía o la autoregulación
hasta la salud.
Aquí no hay recetas mágicas. Hay niños que necesitan un
corte radical en los horarios, otros una aproximación tranquila y sostenida,
pero para todos ellos es bueno que tengan en cuenta el objetivo y participen en
la construcción de la metodología que mejor los puede ir combinada, siempre con
la realidad de cada cual. Hay familias en las que el día uno de septiembre
empieza la rutina del curso y otros que tienen como referencia el primer día de
clase, para ellos con un par de días antes el cambio de horario de ir a dormir
y quitarse es más que suficiente. Cada niño es un mundo y cada familia también.
Las rutinas nos dan estructura y un marco estable. Pero
tenemos que vigilar porque con la intensidad que lo viven todo, por algunos
puede ser como una obsesión, muestra de su rigidez, y tenemos que trabajar la
flexibilidad también en este campo. No significa romper de las normas, porque
cada día puede haber un motivo, pero si viene la abuela a cenar quizás podemos
ir a dormir algo más tarde y hacer una excepción.
Este cambio de hábitos tiene que ser muy pensado porque
nuestro cerebro no distingue entre rutinas buenas y malas (ver la tele comiendo
palomitas puede estar en el mismo nivel que hacer deporte...) a todo nos
acostumbramos... nuestro cerebro es muy cómodo.
Preparar los enseres (estuche, bolígrafos, lápices, colores,
compás, reglas...), los libros y libretas, la bolsa o mochila, el equipo de
educación física... es otra de las tareas que algunas familias han dejado por
septiembre (otros lo hicieron en junio o julio). Podemos repasar lo que ya
tenemos y podemos seguir usando, y lo que necesita un recambio. Es una de las
partes en las cuales la comunicación, la responsabilidad, y el hecho de elegir
se convierten en una tarea que podemos hacer de manera consciente, y no deprisa
y corriendo. Cuando les permitimos que piensen, argumenten y decidan, según su
edad, les estamos ayudando a valorar y tomar decisiones a seguir construyendo su
autonomía. Recordad que ciertamente puede llevar más tiempo, negociación,
informar de ciertos temas como el presupuesto del que disponemos... pero este
tiempo siempre es aprovechado y bien invertido. Sería conveniente que los
enseres no aparezcan como por arte de magia porque es más rápido hacer nosotros
el trabajo.
Preparar el curso no es únicamente preparar horarios y enseres. Un curso es mucho más y este puede ser motivo de más de una charla tranquila padres e hijos. El inicio de curso no es igual para todos. Las expectativas juegan un papel importante, ellas o la carencia de ellas. Algunos empiezan ilusionados, y otros muy desencantados porque saben que volveremos “a lo mismo” con todo lo que esto comporta. Otra charla interesante puede ser sobre el bullying. Dicen las estadísticas que tienen el mismo tanto por ciento de posibilidades de recibirlo que de hacerlo. A veces, sus situaciones se pueden volver límites y pueden ir hacia donde ni quieren ni imaginan. En el libro Stop al Bullying de Lolita Bosch podéis encontrar a partir de la página 106 como preparar a los hijos desde casa para prevenir esta lacra, que a pesar de los esfuerzos de muchos es presente en las escuelas. Hablar es el primer paso. Dejar la puerta abierta para que la comunicación sea fluida también en este tema. Atreverse a ser pacíficos y tolerantes y saber pedir ayuda, y ayudar a los otros; si hace falta. Podremos hacer prácticas en casa dramatizando escenas posibles y aprender en frío cómo reaccionar. No se trata de aplicar patrones sino de encontrar su manera de vivir y de ser la mejor versión de él o ella misma.
Repasar las vacaciones, y pensar en que esperamos del nuevo
curso puede ser otro tema... Mirar atrás: cómo fue el curso pasado qué queremos
volver a hacer porque nos fue bien, que queremos cambiar... el pasado analizado
nos lleva a preparar un buen presente pero no lo asegura. Cambiarán las
circunstancias y lo que servía quizás ya no sirve... es la vida... pero nos
ayuda. Mirar adelante: quizás más allá de este curso... hacia donde le gustaría
ir. Algunos lo tienen muy claro, otros tienen tantas posibilidades abiertas y
posibles que no pueden elegir todavía. Soñamos en grande y vamos hacia allá,
sabiendo que quizás cambiaremos de objetivo pero ahora nos impulsa adelante.
Nada está escrito en piedra pero todos sabemos que los
primeros días son importantes. Para algunos es el momento de observar y estar
en una tranquila segunda fila. Otros no pueden evitar mostrarse. Todos
conocemos nuestros hijos y los podemos acompañar desde la comunicación, la
escucha activa o el silencio. Viven su vida en directo y a su manera,
conscientes o no de que sus acciones dejan huella pero, por suerte muy pocas
veces imborrable. ¡Preparemos la cuenta atrás!