lunes, 30 de noviembre de 2020

Pantallas amigas o enemigas (Padres)

 

A la mayoría de nuestros niños de altas capacidades les gustan las pantallas. De hecho, con ellas o a través de ellas aprenden muchas cosas interesantes. Es una gran ventana abierta al mundo.

Pero muchos de nuestros niños son muy intensos, rígidos, con un bajo autocontrol por el que su contacto con las pantallas, que tiene que ser racionado para todos los niños, para ellos tiene que serlo con mucha más firmeza.

En muchas familias el uso de los dispositivos para jugar está relegado a momentos puntuales entre semana y principalmente al fin de semana. Es una fórmula que funciona, aunque algunos niños muestren resistencia. Los videojuegos están diseñados para que quieran jugar y son muy adictivos. Además hay siempre algunas familias sin límites o que por cualquier motivo usan las pantallas como niñera y tenemos un hijo que nos dice que cualquier compañero siempre está conectado o que se conecta más horas... y esto se convierte en una dificultad añadida.

Los tiempos de confinamiento han empeorado la situación con las pantallas porque al tener más horas en casa y no poder salir las ha convertido en necesarias, e incluso, imprescindibles.

¿Cómo integramos las pantallas en nuestra vida familiar? ¿Están presentes de manera permanente? ¿Hay cierto control de contenidos y de tiempos? Aquí tenéis algunas ideas:

- Cuando llegamos a casa de la escuela, deberíamos priorizar jugar con los hermanos, jugar con juguetes tradicionales que puedan manipular, juegos de mesa en familia, construcciones, juego simbólico, coches, cocinar, hacer manualidades, bailar, tocar un instrumento…

- En la hora de la cena, en la media de lo posible cenar toda la familia junta y sin dispositivos en la mesa y con la televisión apagada. Podemos hablar de cómo ha ido el día, de que haremos el día siguiente…

- Es bueno que en familia veamos algunos programas, películas o series para comentarlas. Ver qué es adecuado por nuestros hijos. A veces no depende de la orientación general porque ellos pueden entender algunas cosas pero quizás no pueden estar expuestos en otras. (Por su hipersensibilidad en muchas casas no se ve con ellos el Telediario. Los padres tienen que buscar otras maneras o momentos para estar informados.)

- Ir a dormir temprano y acabar el día explicando un cuento o inventándose alguna historia entre todos. Con un rato de lectura o con un rato de conversación tranquila, quizás escuchando música que ya nos disponga para relajarnos e ir a dormir. Es importante que las pantallas se cierren antes de cena.

En el caso de los hijos mayores que llegan a casa tarde, después de entrenar e hiperactivados hay que encontrar una manera de ir desescalando para poder dormir en una hora prudencial. Contamos con el trabajo hecho a lo largo de los años y que haya un mejor autocontrol. No tenemos que anular los dispositivos pero sí que es muy diferente ver una serie tranquila o una película de acción.

En momentos puntuales podemos dejar un rato, siempre con supervisión (Cada familia es un mundo. En algunas se hará sin que se note mucho, en otros el control será evidente... pero no tenemos que olvidar que los padres somos los responsables de su formación), para que miren algún episodio o canción a la tablet o en la televisión, por ejemplo, justo antes de cenar o después de la ducha.

Todos los dispositivos electrónicos deben dormir en el comedor de casa, dónde se cargan para el día siguiente. Nadie debe dormir con el teléfono en la habitación.

Hablamos en familia sobre el uso y abuso de la tecnología, y empezamos por poner las normas los adultos. Escucharemos sus propuestas (los niños y jóvenes de altas capacidades tienen opinión argumentada desde pequeños) para integrarlas en la norma, si se tercia. El objetivo es que ellos acaben poniendo sus propias normas y consigan hacer un uso responsable.

 

Es muy importante el uso que hagamos de las pantallas los adultos, y como separamos el uso profesional y el uso personal. Nosotros somos modelos ante nuestros hijos y el modelado es una forma de aprendizaje muy potente entre los humanos. No tenemos que ser perfectos pero si tenemos dificultades es muy bueno explicarlas y explicar cómo intentáis resolverlas. Esto ayuda a los niños que también tienen dificultades a ver cómo lo tienen que hacer para salir de ciertas situaciones.

Actualmente los niños de 3 a 6 años viven rodeados de dispositivos digitales. Para ellos, las tecnologías digitales son herramientas de uso habitual que les resultan muy motivadoras, por eso, es importante que aprendan a hacer un uso apropiado. Se tiene que procurar que no hagan una exposición demasiado frecuente, los expertos recomiendan introducir las tecnologías de manera gradual en esta etapa hasta un máximo de una hora diaria (que me parece una exageración). Se han convertido en la niñera perfecta y lo vemos en los restaurantes, en la sala de espera de la consulta del médico, en el coche... Es el nuevo chupete que hace que los niños callen y no molesten. Pasamos a utilizarlos para que no molesten y nos dejen hacer, a pensar que tienen que regular su uso y el tiempo que dedican. Y ellos son los primeros que no entienden nada y quieren su chupete que les ha calmado tantas veces de situaciones estresantes (simple espera o alejamiento de los padres). Para estas edades os recomiendo el libro de Anna Ramis “De 0 a 3, nada de pantallas?” o escuchad las conferencias que encontrareis en You Tube.

En cualquier caso, hace falta que lo hagan siempre bajo supervisión y se les acompañe en el proceso de aprender a utilizarlos, insistiendo en que además de para jugar y entretenerse, pueden usarlos para aprender.

No olvidemos que, con un buen uso, estas tecnologías pueden aportar muchos beneficios a los niños y jóvenes. Por ejemplo, les permiten obtener información de manera inmediata, pueden ampliar y elaborar conocimientos con más facilidad; se pueden relacionar con otras personas sin salir de casa, incluso con gente otros países; o también les permite desarrollar capacidades intelectuales.

En este sentido, las tecnologías digitales están abriendo camino a nuevas maneras de acceder a la información. Permiten hacer actividades relacionadas con habilidades cognitivas, como la memoria, la asociación de ideas o la atención, y también otras actividades relacionadas con la introducción a la lectura y escritura, las matemáticas, la música, la expresión plástica, etc. Hay millones de tutoriales desde papiroflexia hasta ingeniería. Hay millones de cursos gratuitos para aprender desde idiomas hasta técnicas de cocina...

Pero cuidado, porque como hemos dicho antes, no todo es positivo. Es importante ser consciente que sin un mínimo control, los dispositivos como la televisión, los móviles o las tablets pueden crear dependencia y aislar del entorno, por lo tanto, puede aumentar todavía más el sedentarismo. También hay que vigilar porque las nuevas tecnologías permiten tener acceso a muy diversos contenidos y es fácil que los niños puedan llegar a acceder a contenidos no adecuados en su edad y, muy importante, que personas que no conocen se pongan en contacto con ellos hasta llegar al extremo de poder ser víctimas de ciberacoso.

Es difícil, porque todo el mundo está empantallado pero la propuesta pasa por evitar completamente cualquier dispositivo y pantalla, al menos, durante los primeros años del desarrollo de los niños. En la cuna de la tecnología y la innovación occidental, en Silicon Valley, se está viviendo una revolución cultural que, entre otras cosas, apuesta paradójicamente por una educación para los niños y las niñas lejos de las pantallas. Es muy llamativo descubrir que las personas que piensan, diseñan, construyen y distribuyen la tecnología omnipresente que nos acompaña durante gran parte del día, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, se esfuerzan para evitar que sus hijos pasen demasiadas horas utilizando sus propias creaciones.

Para los mayores también hay que encontrar un equilibrio. Las pantallas han llegado para quedarse y tenemos que aprender a convivir con ellas pero nosotros somos quienes las usamos y no a la inversa. No puede ser el único elemento de aprendizaje y de juego. Hay mucho mundo fuera de las pantallas. Es una herramienta muy potente pero no la única.

Cómo decía el doctor en aquella mítica serie de TV3 llamada Dinamita, "!Reflexionemos, por favor!".

(basado en el post del blog: Pequeños cambios para una vida más saludable de Palabra de Maestra)

Si queréis leer más sobre el tema os aconsejo:

- De 0 a 3, ¿nada de pantallas? de Anna Ramis

- Desconectados, un libro para gestionar el uso de las pantallas del ilustrador Joan Turu y la escritora Míriam Tirado.

- Desconecta, la dieta digital para superar la adicción del móvil; de Marc Massip.




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