Siempre hablamos de la gran diversidad entre los niños y
jóvenes de altas capacidades. Su relación con la lectura no es una excepción. Encontramos
lectores apasionados, otros que ven la lectura como una herramienta y otros que
si pueden no se acercan a la lectura, porque por cualquier motivo no han automatizado
la mecánica, la comprensión, el goce de la lectura y del aprendizaje que
supone.
Empezamos con los que encuentran placer en la lectura. Os
mostraré algunos ejemplos: el más pequeño, sin aprendizaje oficial de lectura,
disfrutaba leyendo “Gerónimo Stilton” en I4; otro leía “El Hobbit” en 4PRI, un
tercero leía “La vida es sueño” en 1º de ESO y el último, un chico que en 3º de
ESO ya había leído toda la obra completa de Brandon Sanderson. Para estos niños
y jóvenes lo que se les propone leer en la escuela es muy básico. Hay que hacer
una adaptación que puede pasar para complementar con otros libros de su nivel
lector. Alguna maestra lo combinó con que tuvieran que leer y hacer el control
o la ficha del libro propuesto sin “castigarlo” a que lo tuviera que leer a lo
largo de todo el trimestre. Si en la escuela hay alguna actividad de leer
siguiendo el punto, aconsejamos se les proponga que lo puedan cambiar por otras
actividades que sean beneficiosas por el centro. Nuevamente, nos sirve para los
alumnos de altas capacidades y también para los buenos lectores aunque no sean
de altas capacidades. Tenemos experiencia de alumnos que han colaborado en la
biblioteca del centro (ordenar libros, colaborar en el préstamo, entrar datos en
el ordenador...), leer con alumnos de cursos inferiores, participar en
actividades con autores de cursos superiores, preparar kahoots de libros,
preparar juegos de libros tipo dibujos para ordenar, preparar juegos de
palabras para los más pequeños...
Continuamos con los que empezaron bien pero se pararon en
seco. Una niña empezó a leer muy pronto, su nivel de comprensión era bueno pero
en Primero de Primaria descubrió que no podía hacer las vocecitas que hacían su
madre o su maestra leyendo los cuentos. En este momento puso el freno de mano,
y dejó de leer. Su rigidez solo ayudó a que lo parase todo. Continuó con la
lectura funcional de la escuela pero se acabaron los libros y los cuentos fuera
de ella. Mantuvo los de la escuela porque era políticamente correcta pero paró
la lectura como goce. La fuimos recuperando con la colaboración familiar. Tenía
una pizarra en la habitación y los padres se encargaron que cada día hubiera una
frase significativa que tuviera que leer. Después pasamos a trabajar personajes
que nos permitían hacer vocecitas y leer las frases como si fuese estos personajes.
Continuamos con los signos de puntuación que nos permitían trabajar la
entonación. A partir de aquí pasamos a cuentos breves y fuimos complicando
hasta reengancharla. Fue largo pero lo consiguió. Ahora, acabando la ESO vuelve
a ser una gran lectora.
Acabamos con el grupo que solo leen lo que es imprescindible
(y a veces, ni esto porque cuando el enunciado de mates es muy largo... desertan).
A algunos les costó y tuvieron dificultades con la mecánica de la lectura, otros
tuvieron dificultades con la comprensión y otros quizás todavía no han
encontrado el libro que los abre la puerta en la narrativa. Para estos alumnos suelo proponer lecturas muy
cortas pero significativas. Lectura en voz alta: dos líneas ellos (preparadas,
nunca lectura a primera vista) y el resto del texto la madre, el padre, los
hermanos... quién tenga más paciencia y conexión positiva. Iremos aumentando
poco a poco sus líneas a partir de su seguridad. Hay que hacer, o rehacer, una
buena conexión con la lectura que es una de las puertas de entrada más
importantes de información. Podemos empezar con textos breves de preguntas y
respuestas de su interés. Para algunos son libros de preguntas y respuestas, de
récords, artículos técnicos, biografías, revistas, revistas de divulgación
científica... depende de las edades y los intereses. Los textos narrativos
pueden esperar. De momento nos circunscribiremos a los que proponen en la
escuela... y siempre acompañados.
Ahora, quizás no es el momento de empezar con los alumnos
del tercer grupo pero es una buena propuesta de verano. Necesitamos
planificación, tranquilidad y un punto de dedicación. Está claro que lo
necesitará y lo primero que tiene que estar convencido/a de que merece la pena
ponerse es él o ella misma. Por lo tanto, primero hay un trabajo con ellos de
mostrar, no imponer, la necesidad y seducir para que pueda entrar en la lectura.
No es un castigo, es un aprendizaje de base.
Con los que presentan dificultades de lectura puede ser
bueno ir a un especialista, logopeda, para descartar problemas físicos y que
nos pueda dar herramientas para trabajar sus fortalezas en un apartado que les
es difícil y a menudo rechazan por miedo al fracaso.
Cuando lo necesiten, lo deseen... leerán. Hace falta que tengan
la mecánica muy automatizada para que les permita pensar solo en el contenido.
Así nos podremos ir acercando a la lectura como goce.