Para todo el mundo la familia es muy importante, en positivo
o en negativo... los niños y jóvenes de
altas capacidades no son una excepción. La familia nos marca siempre porque
tiene mucha influencia en todos, somos seres sociales por naturaleza. La
familia tiene mucha influencia en nuestra vida.
Los padres son los referentes. Hoy tenemos mil tipos de
familia pero hoy hablaremos del estilo educativo de las familias. A veces, una
cosa es lo que queremos y otro es lo que tenemos. Por eso os propongo que
después de leer este artículo hagáis un pequeño ejercicio de observación.
Lo más habitual en edades tempranas es idealizar a los
padres, que sean modelos y referentes. Después con el tiempo irán ajustando
voluntariamente o no la relación. Finalmente decidirán si seguirán estos
modelos o si van a hacer lo contrario, o simplemente introducir algunas
variaciones. Generalmente cuando los hijos son más mayores, en caso de que haya
habido un alejamiento pueden volver y conseguir una relación-comunicación
sanadora si todos lo desean y ponen los medios para que así sea.
Siempre decimos que entre las personas de altas capacidades
hay mucha diversidad y cuando son hijos podemos encontrar hijos muy fáciles y que
encajan en las expectativas de los padres y otros que no quieren o no pueden
responder a estas expectativas y se convierten en niños ciertamente difíciles.
También entre los padres encontramos muchas variaciones que
responden a diferentes factores. Los padres ejercen un papel clave en la
educación, y el tipo de enseñanzas que dan a sus hijos se basan en: sus
experiencias previas percibidas, en cómo se posicionaron como hijos, en la
imitación o el rechazo de los modelos educativos del entorno inmediato, en la
cultura a la cual pertenecen.
Esto puede marcar el estilo educativo que intentarán
implementar, por eso hablamos de diferentes estilos parentales. Combinando
estas cuatro dimensiones, podemos diferenciar los diferentes estilos educativos
(Cecilia Ruiz i Manuel Esteban, 1999):
Estilo autoritario
Niveles de control y exigencias de madurez elevados. Niveles
de comunicación y afecto explícito bajos.
Conducta de los padres: Imponen muchas normas a los hijos y
exigen obediencia estricta.
Conducta de los hijos: Obedientes, ordenados y poco
agresivos. Tímidos, aprensivos y vulnerables a las tensiones.
Repercusiones negativas hacia los hijos: Falta de autonomía
personal. Poca creatividad. Escasa competencia social. Baja autoestima...
Estilo permisivo
Niveles de afecto explícito y de comunicación elevados.
Niveles de control y exigencias de madurez bajos.
Conducta de los padres: Muestran afecto, pero ponen pocos
límites. Manifiestan aceptación por las conductas, deseos e impulsos de los
hijos. Utilizan poco el castigo.
Conducta de los hijos: Son más alegres y vitales que los
hijos con padres autoritarios.
Repercusiones negativas hacia el hijo: Problemas para
controlar los impulsos. Dificultades para asumir responsabilidades. Inmaduros y
baja autoestima. Pueden mostrar conductas agresivas y caprichosas.
Estilo indiferente
Niveles bajos en todas las dimensiones: comunicación, afecto
explícito, control y exigencias de la madurez.
Conducta de los padres: Dan poco a los hijos, pero también
los exigen poco. No imponen normas para cumplir. No manifiestan afecto hacia
los hijos. Los vínculos entre los miembros de la familia son de baja
intensidad. Presentan cierta indiferencia por las conductas de los hijos.
Repercusiones negativas hacia los hijos: Suelen ser
infelices y desarraigados. Hay la posibilidad que desarrollen conductas
delictivas por falta de límites y necesidad de cubrir deseos con immediatez.
Estilo democrático
Niveles altos en todas las dimensiones: comunicación, afecto
explícito, control y exigencias de madurez.
Conducta de los padres: Los padres tienden a ser directivos
con las conductas de los hijos. Establecen reglas claras y adecuadas. Pueden
utilizar el castigo, pero lo acompañan del razonamiento. Tienen en cuenta los
derechos y deberes de los hijos. Manejan una comunicación abierta y frecuente.
Muestran afecto, pero no son indulgentes. Aunque controlen y dirijan los hijos,
tienen en cuenta sus sentimientos y puntos de vista.
Conducta de los hijos: Suelen tener un buen autocontrol.
Autoestima elevada. Saben enfrentar situaciones nuevas con confianza. Son
constantes en las tareas que empiezan.
¿Qué os han parecido? La vida es tan rica que a menudo mezclamos
diferentes estilos. ¿En qué estilo pasáis más tiempo? ¿Qué efectos tiene en
vuestros hijos e hijas? ¿Es el estilo que queréis aplicar?
Ahora es el momento de hacer una observación personal... en
qué modelo estáis en este momento. ¡Cuidado! porque en esta observación muchos
se pierden en el Valle de las quejas... hay que saber dónde estamos para tomar
decisiones y no quedarnos enganchados. Después de la observación llega la
reflexión: ¿dónde estamos?, ¿dónde queremos ir?, ¿qué camino vamos a seguir?
Finalmente, es el momento de pasar a la acción. El momento de que, si lo deseáis,
podéis empezar a hacer pequeños pasos que os lleven hacia donde queréis ir.
Las características de nuestros hijos de altas capacidades:
el gran dominio del lenguaje y la argumentación, la rigidez, la gran
curiosidad, el planteamiento de las grandes preguntas en un estadio muy
temprano, el hecho de que “son” como “son” puede hacer que como padres necesitemos
una gran dosis de paciencia y firmeza para construir la educación que queremos
hacer en casa. Generalmente tendremos que usar caminos poco habituales porque
no se trata de luchar todas las batallas pero tampoco de desertar de su
educación. Cuando todas las miradas están puestas en nosotros y todo el mundo da
consejos sin conocer lo que tenemos en casa puede ser horroroso. Es un proceso
que no se acaba nunca... No es nada sencillo, pero ¡es fantástico! ¡Ahora es el
momento!